Un
día de gran emoción fue el vivido aquel 27 de abril hace dos años. El último escalón en la ruta definitiva hacia
los altares, aunque en Polonia ya había encontrado su lugar privilegiado en
casi todas las iglesias.
Una
gracia muy especial haber podido participar en la ceremonia de canonización,
una gracia, que jamás terminaré de agradecer. Momentos inolvidables que dejé
plasmados en mi diario e invito a quien tenga la paciencia de releerlo, a
repasar algunos puntos.
Juan
Pablo II llegó a mi vida progresivamente y fue ocupando su lugar, aunque quizás
ni siquiera muy significativo hasta aquel 2 de abril del 2005 en que su muerte estremeció
mis cimientos en todo sentido y fue el comienzo de una nueva etapa en mi vida y
dos años después el comienzo de este blog, de mi participación en la revista de
la postulación, de las amistades cimentadas en el Foro y de tantas otras cosas
que se reciben sin haberlas merecido cuando se abre el corazón.
Gracias
Señor por tu misericordia y bondad.
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