Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

miércoles, 4 de julio de 2018

Bioética del Vaticano II a Juan Pablo II – Prof. Gonzalo Miranda (4 de 5)


La recuperación de la dignidad ontológica de la persona humana

La visión antropológica presentada por Juan Pablo II, a partir de la tradición  milenaria del Occidente cristiano,  y renovada con su singular capacidad intuitiva y con el vigor que nacía de su profundo amor al hombre, ofrece una plataforma solida para la construcción de una bioetica que no discrimina a los mas débiles, sino que promueve,  en cambio,  el respeto de cada individuo humano.

Me parece muy significativo que su primer Encíclica fuera dedicada a Cristo en cuanto a Redentor del hombre, Redemptor Hominis.  En ese texto afirmo con fuerza que "el hombre (...) es el primor y fundamental camino de la Iglesia".  El hombre debería ser - debe ser - también el primer y fundamental camino  de la bioética.

Juan Pablo II subrayaba también que todo hombre goza de una dignidad sublime; tanto desde el punto de vita de la comprensión racional pero ante todo a la luz de la revelación cristiana, tal como se lee en el texto de Gaudium et Spes, por el citado:

"El que es imagen de Dios invisible (Col 1,15) es también el hombre perfecto, que ha devuelto a la descendencia de Adán la semejanza divina, deformada por el primer pecado. En él, la naturaleza humana asumida, no absorbida, ha sido elevada también en nosotros a dignidad sin igual. El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de los nuestros, semejantes en todo a nosotros, excepto en el pecado."

En sus escritos y discursos plasma a menudo una bellisima y profunda afirmación de la misma Gaudium et Spes, cuando habla del hombre como "la única criatura que Dios ha amado por si misma."   El Papa la menciono al menos en diecisiete veces. 

En la antropología cristiana desarrollada y vuelva a proponer por Juan Pablo II no hay lugar para una visión dualista que degrada la corporeidad a un mero instrumento y a la persona humana en mero fenómeno de conciencia. Para el Papa Wojtyla  la corporeidad no es un aspecto marginal, ni un peso del cual desconectarse lo mas pronto posible. El Evangelio de la vida afirma la unidad indivisible de persona, vida y corporeidad. De esta manera no puede justificarse atentado alguno contra la vida o contra la integridad física de un ser humano.

Para el cristiano, asi lo recordaba el Papa, la vida humana es siempre un "ien". Y afirma que el valor de la vida humana es intrínseco.






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