"orar sin cesar" (cf. Lc 18, 1; 21, 36; 1 Ts 5, 17; Ef 6,
18), pero sin olvidar que, de algún modo, toda la vida debe convertirse en
oración. A este respecto escribe Orígenes: “Ora sin cesar quien une oración a
las obras y obras a la oración” (Sobre
la oración XII, 2:PG 11, 452) Catequesis 4 de abril 2001)
Al "arte de la oración" el Siervo de Dios Juan Pablo II lo
consideraba un “compromiso”,
llamando a prestarle mayor atención pastoral a la promoción de la Liturgia de
las Horas, como “oración de todo el
pueblo de Dios (cf. ib., 34)”.
Con la audiencia del 28 de marzo de
2001 comenzaba una serie de catequesis
que se extendería durante todo un año (con algunas interrupciones) sobre los
salmos y los cánticos propuestos en la oración matutina de las Laudes, deseando
“estimular y ayudar a todos a orar con
las mismas palabras utilizadas por Jesús y presentes desde hace milenios en la
oración de Israel y en el de la Iglesia.”
En la audiencia Juan Pablo II
explicaba que “podríamos introducirnos
en la comprensión de los salmos por diversos caminos sugestivos y de niveles
altísimos. Sin embargo, el objetivo era “destacar el significado religioso de
los salmos, mostrando cómo, aun habiendo sido escritos hace muchos siglos por
creyentes judíos, pueden ser usados en la oración de los discípulos de Cristo.
Para ello nos serviremos de los resultados de la exégesis, pero a la vez
veremos lo que nos enseña la Tradición, y sobre todo escucharemos lo que nos
dicen los Padres de la Iglesia” quienes “con profunda penetración espiritual,
supieron discernir y señalar que Cristo mismo, en la plenitud de su misterio,
es la gran "clave" de lectura de los salmos. Estaban plenamente convencidos
de que en los salmos se habla de Cristo.
Jesús
resucitado se aplicó a sí mismo los salmos, cuando dijo a los discípulos:
"Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés,
en los Profetas y en los Salmos acerca de mí" (Lc 24, 44). Los Padres añaden que en los salmos se habla de Cristo, o incluso que
es Cristo mismo quien habla. Al decir esto, no pensaban solamente en la persona
individual de Jesús, sino en el Christus totus, en el Cristo total, formado por
Cristo cabeza y por sus miembros. Así nace, para el cristiano, la posibilidad
de leer el Salterio a la luz de todo el misterio de Cristo. Precisamente desde
esta perspectiva se descubre también la dimensión eclesial, particularmente
puesta de relieve por el canto coral de los salmos….. tomados, desde los
primeros siglos, como oración del pueblo de Dios”.
fotos tomadas de
la pagina del Directorio Franciscano con una preciosa y cuidadosa
recopilacion de textos de los salmos enlazados con las catequesis de Juan Pablo
II, que invito visitar.
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