En su
peregrinar espiritual por los santuarios
de la Madre de Dios en toda la tierra,el ultimo domingo de agosto de 1988 Juan
Pablo II viajaba a Czestochowa en su patria. La fecha no era menor pues el 26 de agosto la
Iglesia en Polonia celebra la solenidad de la Virgen de Czestohowa.
Decia el
Papa : Al acudir espiritualmente a Jasna Góra, centro espiritual de la piedad
mariana de mi patria, deseo visitar y saludar al mismo tiempo todos los
santuarios marianos de Polonia.
Hoy
nombraré sólo dos: la Madre de Dios de Kalwaria Zebrzydowska, a la que
he acudido en peregrinación desde mi infancia, y a la Madre de la Justicia y
del Amor social de Piekary, en Silesia. Sin embargo. Llevo en lo más
profundo de mi corazón todos los lugares de la presencia de la Madre, en los
que los fieles han aprendido, y siguen aprendiendo, el gran misterio de la
filiación divina.
2. Jasna
Góra ―Clarus mons: Monteclaro― es el santuario de la Reina de Polonia. Es,
desde hace seis siglos, el lugar de la presencia especial de la Madre de Dios,
lugar de las grandes celebraciones y de las peregrinaciones, no sólo de los
polacos y de las naciones eslavas, sino además de fieles provenientes de
numerosos países de Europa Occidental y de todo el mundo. Lo conocen también
muchos italianos que peregrinan allí todos los años.
3. La
circunstancia que dio comienzo a este gran encuentro de la Madre de Dios con su
pueblo, acaeció en 1382, año en que la imagen de la Madre de Dios, gran obra de
arte, fue llevada allí desde Oriente y confiada a los padres paulinos.
Esta antigua
efigie, que lleva en sí signos de elementos del cristianismo de Oriente y
Occidente, es un símbolo de la unión de estos dos mundos, de las riquezas y de
las culturas que mediante el bautismo se encontraron y unieron en Cristo.
4. Con
Jasna Góra y con la imagen de la Madre de Dios, están vinculados importantes
acontecimientos, tales como la defensa de Jasna Góra, de Polonia y de la
libertad de conciencia, ocurrida a mediados del siglo XVI, durante la invasión
sueca, llamada "el diluvio". El santuario ha desempeñado incluso el
papel de la defensa de la fe, de la cultura y de la conservación de la
identidad nacional, sobre todo durante el largo periodo de la división de
Polonia.
Durante
la segunda guerra mundial, el Papa Pío XII afirmó: Polonia no ha perecido ni
perecerá porque Polonia crece, ora: Polonia tiene Jasna Góra.
5. En
los difíciles años de la postguerra, durante los años de la ateización
organizada y sistemática, Jasna Góra se convirtió para la Iglesia y el
Episcopado polaco, bajo la guía del primado, cardenal Stefan Wynszynski, en un
lugar de encuentro para la creación de eficaces programas y de iniciativas
pastorales. Fue, además, punto de referencia para la regeneración social, como
la solidaridad, u otros grupos y movimientos de renovación social. Nacen de
ello las definiciones lapidarias y justas, como por ejemplo: "Aquí late el
corazón inmortal de Polonia", "Aquí hemos sido libres siempre",
"Jasna Góra, capital espiritual de Polonia". Y con frecuencia se
llama a la efigie "la imagen de la libertad" y el "signo de la
unidad del Oriente y el Occidente cristianos".
Muchos
Papas han demostrado veneración y amor a la imagen de Jasna Góra. En nuestro
siglo, Pío X le ofreció coronas de oro. Pío XI hizo, en Castelgandolfo, una
capilla con una reproducción de la Virgen Negra. Son conocidas las expresiones
de amor hacia la Señora de Jasna Góra por parte de Juan XXIII; Pablo VI quiso
ir en peregrinación a su santuario, pero no le fue posible.
Dios ha
permitido que yo, hijo de esa tierra y de esa nación, haya podido realizar tres
veces la peregrinación apostólica a Jasna Góra y llevar a la Reina de Polonia
la Rosa de Oro que el mismo Pablo VI hubiera querido ofrecerle personalmente,
orar por la Iglesia y dejar a mis compatriotas el mensaje de fe y de esperanza.
"¡María,
Reina de Polonia, estoy contigo; recuerdo, velo!"
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