Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

viernes, 21 de octubre de 2022

44 años de aquel «Non abbiate paura»« No tengáis miedo»

 


El 22 de octubre de 1978 comenzaba su pontificado un nuevo Obispo venido del Este, que había escogido llamarse Juan Pablo II  y en esta fecha celebramos ahora su memoria litúrgica:

“ un Obispo lleno de temblor, consciente de su indignidad. ¡Y, cómo no temblar ante la grandeza de tal llamada y ante la misión universal de esta Sede Romana! – decía en su homilía - A la Sede de Pedro en Roma sube hoy un Obispo que no es romano. Un Obispo que es hijo de Polonia. Pero desde este momento, también él se hace romano. Si, ¡romano! También porque es hijo de una nación cuya historia, desde sus primeros albores, y cuyas milenarias tradiciones están marcadas por un vínculo vivo, fuerte, jamás interrumpido, sentido y siempre vivido, con la Sede de Pedro; una nación que ha permanecido siempre fiel a esta Sede de Roma. ¡Oh, el designio de la Divina Providencia es inescrutable!”
“¡No tengáis miedo de acoger a Cristo y de aceptar su potestad!

¡Ayudad al Papa y a todos los que quieren servir a Cristo y, con la potestad de Cristo, servir al hombre y a la humanidad entera!

¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo”

(de su homilía)

 El 24 de abril de 2005 volvíamos a escuchar en la Plaza San Pedro esas mismas palabras proféticas en el solemne inicio del ministerio petrino de su sucesor

el Santo Padre Benedicto XVI : 

“En este momento mi recuerdo vuelve al 22 de octubre de 1978, cuando el Papa Juan Pablo II inició su ministerio aquí en la Plaza de San Pedro. Todavía, y continuamente, resuenan en mis oídos sus palabras de entonces:

“¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!”

El Papa hablaba a los fuertes, a los poderosos del mundo, los cuales tenían miedo de que Cristo pudiera quitarles algo de su poder, si lo hubieran dejado entrar y hubieran concedido la libertad a la fe. Sí, él ciertamente les habría quitado algo: el dominio de la corrupción, del quebrantamiento del derecho y de la arbitrariedad. Pero no les habría quitado nada de lo que pertenece a la libertad del hombre, a su dignidad, a la edificación de una sociedad justa” ….

 

“No tengáis miedo de Cristo!

Él no quita nada, y lo da todo.

Quien se da a él, recibe el ciento por uno.

Sí, abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo, y encontraréis la verdadera vida”

(de la homilia Santo Padre Benedicto XVI)

 

San Juan Pablo II ruega por nosotros y por la paz en el mundo entero!!

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