“Se
llama "Mensaje de Lourdes" a los gestos y palabras que
intercambiaron la Virgen y Bernardita, en la Gruta de Massabielle, durante las
18 Apariciones, del 11 de febrero al 16 de julio de 1858. Para captar y
comprender el "Mensaje de Lourdes", conviene conocer el contexto de
las Apariciones.” leemos en el sitio oficial del Santuario de Lourdes:
“El hecho de que María se apareciera en una gruta sucia y obscura, en un cubil de cerdos, en ese lugar llamado Massabielle, la peña vieja, es para decirnos que Dios viene a encontrarse con nosotros allí donde estamos, en medio de nuestras miserias, de nuestras causas perdidas.
La Gruta no es solamente el lugar geográfico de los acontecimientos; es también un lugar donde Dios hace signos para manifestarnos su amor. Es un lugar donde Dios quiere transmitirnos un mensaje, que no es otro que el del Evangelio. El centro del Mensaje de Lourdes es que Dios viene para decirnos que nos ama. Dios nos ama tal como somos, con nuestros éxitos y también con nuestras debilidades, nuestras heridas y nuestros fracasos.”
En la tercera Aparición, el 18 de febrero, la Virgen habla por primera vez. A Bernardita que le tiende una hoja de papel y un lápiz para que escriba su nombre, la "Señora" replica: "lo que tengo que decirle, no es necesario escribirlo". Es una frase extraordinaria. Significa que Maria quiere entablar con Bernardita una relación del orden del amor, que se sitúa en el corazón. El corazón, en la Biblia, significa el centro de la personalidad, de lo que hay de más profundo en la persona. Bernardita abre su corazón a este mensaje de amor.
La segunda frase de la Virgen fue: ¿"Quiere usted hacerme el favor de venir aquí durante quince días?" Bernardita queda desconcertada Fue la primera vez que alguien me trató de usted, dirá luego. Y explicará esta expresión añadiendo: "Me miraba como una persona mira a otra persona". El hombre, creado a la imagen y a la semejanza de Dios, es una persona. Bernardita, sintiéndose así respetada y amada, experimenta el hecho de ser ella misma una persona. Todos somos dignos a los ojos de Dios; porque Dios ama a cada uno”