La Santa Cruz sea mi luz, no sea el demonio mi guía, ¿Apártate
Satanás! No sugieras coas vanas, maldad es lo que brindas, bebe ú mismo el
veneno”
La
liturgia de la Iglesia Católica celebra a San Benito Abad en dos ocasiones. El
día 21 de marzo es la fecha tradicional para conmemorar el Tránsito de San
Benito, o sea el día de su muerte y entrada al cielo. El día 11 de julio, que
recuerda la Traslación de las reliquias de San Benito desde Montecassino hasta
el monasterio de Fleury, en Francia, fué la fecha elegida por el Papa Pablo VI
para conmemorar a San Benito como Patrono de Europa.
Dotado
de una profunda sensibilidad humana, San Benito en su proyecto de reforma de la
sociedad miró sobre todo al hombre, siguiendo tres líneas directivas:
—
el valor del hombre individual. como persona;
—
la dignidad del trabajo, entendido como servicio a Dios y a los hermanos;
—
la necesidad de la contemplación, o sea, de la oración: habiendo comprendido
que Dios es el Absoluto, y que vivimos en el Absoluto, el alma de todo debe ser
la oración: Ut in omnibus glorificetur Deus (Regla).
San Benito fue el patrono del pontificado de Benedicto XVI, quien en brevísimas palabras nos revela el “secreto” de este “fundador del monacato occidental” en una Audiencia : “Al contemplar a Dios comprendió la realidad del hombre y su misión. En su Regla se refiere a la vida monástica como «escuela del servicio del Señor» (Prol. 45) y pide a sus monjes que «nada se anteponga a la Obra de Dios» (43, 3), es decir, al Oficio divino o Liturgia de las Horas. Sin embargo, subraya que la oración es, en primer lugar, un acto de escucha (Prol. 9-11), que después debe traducirse en la acción concreta. «El Señor espera que respondamos diariamente con obras a sus santos consejos», afirma (Prol. 35).
Invito leer posts etiquetados San Benito
No hay comentarios:
Publicar un comentario