Con motivo de la 26ª Asamblea Plenaria del PontificoConsejo para los Laicos - “Anunciar a Cristo en la era digital”
que tiene lugar en Roma (5-7 diciembre 2013)
Stefano Leszczynski
(Radiogiornale Vaticana) ha entrevistado al cardenal Stanislaw Rylko,
presidente del dicasterio.
Rylko:
Al afrontar el gran desafío de la nueva evangelización, la Iglesia debe tener
en cuenta los nuevos escenarios socioculturales del mundo globalizado entre los
cuales el vertiginoso desarrollo de los medios digitales de comunicación ocupa
un lugar de particular relevancia. Es un fenómeno que no pude limitarse solo a
las nuevas tecnologías de comunicación. Se trata sobre todo de una tendencia
muy fuerte, de una verdadera y precisa “cultura digital”, de la cual son
protagonistas indiscutibles las generaciones jóvenes, los así llamados “nativos
digitales”. Es un mundo muy complejo que
suscita tanto interés, porque abre ante nosotros horizontes completamente
nuevos y oportunidades inéditas. Según el Papa Francisco, esto puede convertirse en un instrumento
precioso para construir un mundo más fraterno y más solidario. Pero,
lamentablemente no escasean los riesgos, que no deben ser minimizados. Pienso por ejemplo, en el peligro de
convertirnos en esclavos del mundo virtual, incapaces de establecer relaciones
autenticas con las personas que tenemos a nuestro alrededor; por otra parte no
debemos olvidarnos de los contenidos destructivos que transitan por la red,
como la pornografía o la incitación a la violencia y los comportamientos
perversos. Cuántos suicidios de adolescentes ocurren a causa del cyber bullismo
en la red! La red, por lo tanto tiene rostros muy diversos y requiere una gran capacidad de discernimiento. El mundo digital es un desafío que sobre todo
nosotros los cristianos debemos encarar con valentía. El Papa Francisco nos
pide: “Es importante saber dialogar entrando con discernimiento también en los
ámbitos creados por las nuevas tecnologías, en las redes sociales, para hacer
emerger una presencia, una presencia que escucha, dialoga y alienta….” La red puede convertirse en un medio poderoso
para el anuncio del Evangelio en un ámbito planetario. Para la Iglesia, se ha
abierto aquí un gran campo de misión, se presenta un gran aeropago donde
nuestra presencia como cristianos no puede faltar.
Pregunta:
Porque la inquietud de dedicar la 25ª Asamblea plenaria del Pontificio Consejo
para los Laicos a este tema?
Rylko:
Nuestro Consejo, en cuanto dicasterio para los laicos, se siente directamente
responsable en afrontar esta temática.
Porque son precisamente ellos – los laicos – los verdaderos
protagonistas de esta “revolución digital”.
El gran desafío de agrupar está comprendido en la pregunta: como vivir
como ciudadanos en este nuevo mundo digital, sin perder la propia identidad
cristiana, y ser verdadera “sal de la tierra” y “luz del mundo”? La respuesta
no es sencilla. Pienso, que ante todo hace falta conocer esta realidad bien a
fondo, ser conscientes de sus luces y de sus sombras, rechazando prejuicios y temores excesivos. Y como
segundo paso se presenta un profundo proceso educativo de los cristianos al
grado de generar la madurez necesaria para discernir entre las verdaderas
oportunidades y los riesgos con los cuales nos enfrentamos en este ambiente.
Seguramente, aquí se abre un vasto campo para la acción pastoral de la Iglesia.
Debemos por lo tanto defendernos como cristianos de las visiones catastróficas
y apocalípticas del mundo digital. Según el Papa Francisco esto puede llevar a
una peligrosa parálisis de la inteligencia y de la voluntad. La “conversión
misionera”, a la cual invita el Papa a toda la Iglesia, consiste también en
reconocer los caminos de esperanza dentro de este mundo nuevo, donde aún queda
mucho por descubrir. En síntesis,
comprender, discernir y actuar en consecuencia: este es el camino que nuestra
Asamblea plenaria desea proponer a los fieles laicos en este campo tan
decisorio para el futuro de la humanidad.
Pregunta:
Cuanto se puede confiar en el mensaje evangélico que viaja por Internet a
menudo sin mediación y sin posibilidad de verificación?
Rylko: Al formular esta pregunta, usted en cierta
forma ya nos ha dado la respuesta…. El anuncio evangélico necesita de una
mediación personal y de autenticas verificaciones que no siempre encontramos en
la red. Evaluar el éxito de una iniciativa evangelizadora,
considerando el número de “contactos”, de “amistades en Facebook”, de
“followers”, sería un error verdaderamente catastrofal. Por otro lado es verdad que la red puede
convertirse en un instrumento de transmisión del Evangelio en un radio muy
amplio. En estos momentos ya la mayoría
de las diócesis, de las parroquias, de las asociaciones y de movimientos tienen
un sitio propio en Internet. Y el mismo Papa Francisco nos urge en este
sentido, cuando nos pide: que seamos
capaces de llevar a Cristo también en este campo, o mejor dicho de llevar al
encuentro de Cristo. De caminar con el
peregrino existencial, pero como caminaba Jesús con aquellos de Emaus, ganando
corazones invitándoles a encontrar a su Señor. No debemos olvidar, sin embargo
que el encuentro con Cristo es un encuentro personal y aun hoy continua siendo
fundamental el anuncio del Evangelio “de persona a persona”. Los medios tecnológicos,
por más importantes que sean, no son suficientes, porque ante Dios cuentan
sobre todo las personas…. Sería un gravísimo error querer delegar la tarea
misionera tan solo a los medios tecnológicos, aunque fuesen potentes, como la
red. Cristo confía su mandato misionero
a cada uno de nosotros personalmente y este es un deber importante y
fundamental, que no podemos evadir.
Pregunta:
Internet es un lugar a menudo lleno de oportunidades pero también de peligros
ocultos. Como sensibilizar y
concienciar a aquellos laicos que se encuentran fuera de las redes de los
movimientos organizados de la Iglesia?
Rylko:
Tal como hemos dicho, en la red no faltan peligros e insidias y por eso es
necesaria una amplia campaña de sensibilización y de educación. Y que quede
claro, educar no significa espantar con perspectivas terroríficas y desalentar
el uso de Internet. Es necesario en cambio educar – ya sea en la escuela o en
la familia – a la utilización correcta de esta herramienta: explicar cómo y
cuándo utilizarla, ayudar – sobre todo a las generaciones jóvenes – a
elegir bien. Hace falta hacer todo lo
posible para que este medio se convierta
en un instrumento de crecimiento personal – también en la fe! Y no un factor
destructivo de las personas. Y aquí se
abre un espacio amplio para la acción educativa de las comunidades eclesiales,
de asociaciones, de movimientos…. Como decíamos merecen una atención particular
los jóvenes – los “nativos digitales”
que son los más expuestos a los influjos devastadores de la red, sobre
todo en cuanto se refiere a la dependencia compulsiva de Internet (hay quienes
permanecen delante de la pantalla más de 5 horas al dia). Se de una interesante
campaña dedicada precisamente a los jóvenes basada en el slogan: “Desconéctate
de la red para conectarte a la vida”. Hoy
necesitamos contar con un área especial de pastoral en la red, o mejor dicho de
una pastoral del pueblo de la red.
Pregunta:
En definitiva, cual puede ser el rol de los laicos en cuanto a administrar de
manera virtuosa la transmisión de la fe en la era digital?
Rylko:
Creo que hoy esta es una de las prioridades del apostolado de los laicos: son
ellos los verdaderos ciudadanos del mundo digital y no pocos de ellos son
verdaderos expertos en la materia. Lo importante es que aprendan a habitar este
mundo sin perder su propia identidad cristiana y sin renunciar a tener viva
aquella “fantasía misionera” de buscar siempre caminos nuevos para testimoniar
la belleza de ser discípulos de Cristo. El beato Juan Pablo II nos alentaba: “No
tengáis miedo de las nuevas tecnologías! Están entre las cosas maravillosas –
“Inter mirifica” – que Dios ha puesto a disposición para descubrir, usar, hacer
conocer la verdad, también la verdad sobre nuestra dignidad y sobre nuestro
destino de hijos suyos, heredados de su Reino eterno. No tengáis miedo de la
oposición del mundo! Jesús nos ha asegurado “Yo he vencido al mundo!”
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