(estampa en recuerdo de la boda de oro sacerdotal)
La capilla de Marija Pomagaj (Maria Auxiliadora de los eslovenos) en Buenos Aires se
vistió de fiesta y se hizo pequeña el domingo pasado para la multitud que
acompaño a Mons. Dr. Jorge Rode en la celebración de sus bodas de oro
sacerdotales. Con él concelebraron otros sacerdotes eslovenos.
Se
respiraba solemnidad en el templo convertido en “catedral primada” porque no? si es la “primada” de los eslovenos en la
Argentina y quien celebraba sus bodas de oro era el “primado” Jorge Rode,
responsable del pequeño “rebaño”
esloveno en la Argentina.
Una celebración solemne nada menos que el Domingo de la alegría (Domingo Gaudete) el festejo de estos 50 años de ministerio sacerdotal
de un gran sacerdote, amigo y familiar. Un sacerdote profundamente humilde y
servicial, para quien la vida no le fue nada fácil , un sacerdote que vivió la emigración forzosa
de su patria natal Eslovenia y junto a sus familiares llego a la Argentina después
de pasar por los campos de refugiados de Austria.
(antigua foto de Ihan, su pueblo natal, arriba la iglesia parroquial, abajo su casa natal)
Un sacerdote santo, como lo son otros tantos
santos desconocidos y que nos recuerda
las palabras de Juan Pablo II en Don y Misterio ¿Cuál es la historia de mi vocación sacerdotal? La conoce sobre todo Dios.
En su dimensión más profunda, toda vocación sacerdotal es un gran misterio, es
un don que supera infinitamente al hombre. Cada uno de nosotros sacerdotes lo
experimenta claramente durante toda la vida. Ante la grandeza de este don
sentimos cuan indignos somos de ello. La vocación es el misterio de la elección
divina: "No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a
vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca"
(Jn 15, 16).
(foto de entrega de la cruz por parte de su sobrina Ani con ocasión de la Primera Misa en diciembre de 1963)
Alguien
“elegido”, quien no obstante todos los contratiempos fue guiado en su vocación por
Dios como decía San Pablo en su 2da
carta a Timoteo "nos ha llamado con una vocación santa, no por
nuestras obras, sino por su propia determinación y por su gracia" (2 Tm
1, 9). Un sacerdote que conoce muy de cerca al Papa
Francisco y colaboró durante años (y lo sigue haciendo) en el Arzobispado de Buenos Aires – antes en la Notaría eclesiástica y ahora en
Causas de los Santos.
En
el festejo la capilla lució preciosos arreglos florales con los colores papales
(se sentía al Papa Francisco presente). Más que nunca sentimos que nos acompañaban
espiritualmente algunos grandes conocidos y otros que no lo son tanto:
el
gran pastor esloveno Antonio Orehar (mentor e impulsor de la obra)
el
Beato Anton Martin Slomsek y a su lado
el Beato Alojzij Grozde, pinturas ambas sobre la pared que
integra el altar y cuyas reliquias se encuentran en el lateral cerca del
Sagrario
Alli
mismo también, cerca del Sagrario, Juan Pablo II en una escultura y
sobre
la pared lateral del lado derecho del altar los artísticos ángeles que velan sobre
las almas de los caídos durante la revolución comunista en Eslovenia, de uno y
otro bando, ahora acompañados por las
cenizas de compatriotas muertos en la Argentina.
Tanto
en los ritos iniciales de la ceremonia litúrgica, en la liturgia de la palabra
y de manera especial durante la celebración de la liturgia eucarística fue inevitable
recordar y vivenciar junto al celebrante los diferentes momentos de su larga
vida de sacerdote, su vida, su primera misa, sus estudios en Roma, su pastoral allí,
su regreso a la Argentina…
Fue
también fuerte la presentación de las ofrendas, el saludo al sacerdote y la distribución
de estampas en recuerdo de estos 50 años de sacerdocio. Una interminable fila
de fieles, seguida por una gran cantidad de jóvenes, le agregó vida y emoción al
momento.
El
entusiasmo del coro y los fieles que acompañaron, en su mayoría cantos sagrados populares, le agregó vigor a la ceremonia al igual que el
majestuoso Deo gratias (Hvala vecnemu Bogu) y los saludos leídos (espero poder
publicar el saludo completo de Mons. Aurelio Poli, ahora Arzobispo de Buenos
Aires y el saludo del primo del celebrante el cardenal Franc Rode en tono más
familiar leído mas tarde en el salón.
Al
terminar la ceremonia el festejo continuó en nuestros corazones y en el salón contiguo
a sala llena con los acostumbrados saludos y el acompañamiento del imponente y numeroso coro compuesto por todos los coros eslovenos de los centros eslovenos de Buenos
Aires. Una verdadera fiesta!
Felicitaciones
y felicidades Mons. Rode
y que Dios lo siga acompañando y guiando por muchos fructíferos años más!
y que Dios lo siga acompañando y guiando por muchos fructíferos años más!
(no tengo fotografías, pero espero recibirlas y publicarlas o publicar un enlace a las del fotógrafo Marko Vombergar)
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