El domingo 5 de junio el Papa Juan Pablo II
visitaba Emilia Romagna, y como acostumbraba hacerlo durante los Ángelus/Regina
Caeli del año Mariano 1987-1988 también este domingo, además de estar presente
en la región, hacia su peregrinación espiritual a los demás santuarios marianos
de la región, donde no podía presentarse personalmente. Entre ellos "peregrinaba" en el Ángelus a los Santuarios de :
LaVirgen de Ponticelli en Carpi del siglo XVI, restaurada varias veces en los siglos siguientes, donde
se venera la Virgen de Ponticelli sentada con el Niño en brazos.
LaVirgen del Castillo, en Fiorano parroquia que el 27 de septiembre de 1989 fue elevada al título de Basilica
Menor por el Papa Juan Pablo II.
La Virgen de los Dolores, en San Pedretto, construida por iniciativa del Arzobispo Carlos
Borromeo, santo patrono de Karol Wojtyla.
Nuestra Señora de la Consolación, en Bedonia, nominada, a pedido del Obispo de Piacenza, a la dignidad de Basilica Menor en 1978 por el
Papa Juan Palbo II.
“El rezo del "Ángelus", nos sitúa, dentro de Italia, en el
horizonte marcado por la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo” comenzaba diciendo
en su Ángelus dominical el Papa Juan Pablo II y continuaba : “Como he escrito
en la Encíclica Redemptoris
Mater, "la piedad del pueblo cristiano ha establecido siempre un
profundo vínculo entre la devoción a la Virgen Santa y el culto de la
Eucaristía (...). María guía a los fieles a la Eucaristía" (n. 44). Vuestra
tierra, que estos días visito, tiene como una constelación de santuarios
consagrados a María. “ y nombraba los santuarios descriptos mas arriba)
“Son oasis de oración, de penitencia, de reconciliación – decía el Papa - ,
donde los habitantes de Emilia hallan en María el consuelo y el vigor para
poder caminar conforme con el Evangelio exigente y dulce de Jesús. María nos
conduzca con maternal ternura a la Eucaristía: nos ayude a revivir
sacramentalmente, en el sacrificio de la Misa, la muerte y resurrección de
Cristo, a redescubrir la presencia real del Verbo encarnado y redentor,
Sacerdote y Víctima por nosotros los hombres y por nuestra salvación. De la
mediación materna de la Señora y de la Iglesia recibimos este don que hace
soportable, alegre y constructiva nuestra existencia.
“El rezo del "Ángelus", nos
sitúa, dentro de Italia, en el horizonte marcado por la fiesta del Cuerpo y la
Sangre de Cristo – decía Juan Pablo II en su ángelus – y agregaba “Como he
escrito en la Encíclica Redemptoris Mater, "la
piedad del pueblo cristiano ha establecido siempre un profundo vínculo entre la
devoción a la Virgen Santa y el culto de la Eucaristía (...). María guía a los
fieles a la Eucaristía" (n. 44).
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