He
tenido la oportunidad de visitar este lugar tan particular de dolores,
angustias y máxima perversidad, lugar
que ha sido, por otra parte también testigo de admirables gestos humanitarios
como el del padre Maximiliano Kolbe y seguramente tantos otros cuyos rostros no
hemos conocido y cuyos nombres desconocemos.
Reflexionando
no hay dudas que la primera vez fue un golpe de incredulidad absoluto ante las
montañas de cabellos, juguetes, ropa infantil, anteojos, valijas….La estupefacción
va in crescendo a medida que uno va visitando los diferentes lugares, el Museo, el paredón de la muerte, las barracas
de los presos....
Auschwitz(Oswiecim) fue el campo de concentración y muerte alemán más grande. Durante los años 1940-1945 los nazis
deportaron por lo menos l.300.000 personas a Auschwitz. Según la página oficial murieron allí unas 1.100.000 personas, o sea que se “liberaron” tan solo 300.000 de aquellos
que pasaron por aquel terrible campo de concentración.
Hoy en una ceremonia conmemorativa oficial
unos 300 sobrevivientes fueron acompañados por líderes de más de 40 países:
reyes, presidentes, primeros ministros, diplomáticos y representantes de
numerosas instituciones internacionales y organizaciones. Los huéspedes fueron recibidos por el
Presidente de la República de Polonia, Bronisław Komorowski
quien les dio la bienvenida y les dirigió palabras de aliento y apoyo.
“ Vengo aquí hoy como
peregrino. Se sabe que he estado aquí muchas veces... ¡Cuántas veces! Y muchas
veces he bajado a la celda de la muerte de Maximiliano Kolbe y me he parado
ante el muro del exterminio y he pasado entre las escorias de los hornos
crematorios de Brzezinka. No podía menos de venir aquí como Papa.
Vengo pues a este particular santuario, en el que ha nacido —puedo
decir—el patrono de nuestro difícil siglo lo mismo que hace nueve siglos nació
bajo la espada, en Rupella, San Estanislao, Patrono de los polacos.
Vengo para orar junto con todos vosotros que habéis llegado aquí —y al
mismo tiempo con toda Polonia— y con toda Europa. Cristo quiere que yo, Sucesor
de Pedro, dé testimonio ante el mundo de lo que constituye la grandeza
del hombre de nuestros tiempos y de su miseria. De lo que constituye su derrota
y su victoria.
Vengo pues y me arrodillo en este Gólgota del mundo contemporáneo, sobre
estas tumbas, en gran parte sin nombre, como la gran tumba del Soldado
Desconocido. Me arrodillo delante de todas las lápidas interminables, en
las que se ha grabado la conmemoración de las víctimas de Oswiecim en las
siguientes lenguas: polaco, inglés, búlgaro, cíngaro, checo, danés, francés,
griego, hebreo, yidis, español, flamenco, servio-croato, alemán, noruego, ruso,
rumano, húngaro, italiano.”
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