“Trabaje
en la fábrica que antes de la guerra se llamaba Solvay….en la cantera de Zakrzowek
y especialmente en la sala de calderas, donde trabaje durante tres años. Recuerdos aquellos años con emoción y una
inmensa gratitud hacia mis compañeros de trabajo, gente sencilla, buena, que
fueron tan amables conmigo, una persona con estudios (ellos sabían que yo era
estudiante universitario) y a menudo me decían “señor, si ha hecho su trabajo, dedíquese
a sus libros”. Y cuando trabajaba en el turno noche, a menudo me decían “Señor
ya ha hecho su trabajo vaya échese una siesta y nosotros nos ocuparemos de todo”.
Y cuando había que cubrir un segundo o tercer turno, esta buena gente venía con
un pedazo de pan y leche y me decían “Señor, si usted se queda, coma algo así puede aguantar”. Son cosas pequeñas que no se olvidan.
Fue
en esa época, cuando era operario, que
se afianzo en mi la temática profunda de la vida, mi interés por las humanidades, la lengua y
literatura polaca, y el teatro. Yo había
mantenido un estrecho contacto desde antes de la guerra con Mieczyslaw Kotlarczyk
(eramos de la misma ciudad) y colaboramos durante la ocupación….en crear un
teatro, un nuevo teatro. Cuando mi vocación demando que me alejara del teatro,
el teatro continuó afianzándose y él quedo como director.
Mi
interés por la literatura y el teatro – de alguna manera se fueron filtrando en
mi alma y desembocaron en mi vocación. No puedo dejar de mencionar aquí a Jan Tyranowski.
Un intelectual pero también un hombre de
negocios que había elegido su profesión para poder comulgar con Dios, un hombre
que podía ejercer una innegable influencia en los jóvenes. Yo no sé si le debo a él mi vocación, pero de
cualquier manera mi vocación surgió en el entorno que el engendraba, en aquel
clima de misterio de la vida sobrenatural que el sabia transmitirnos. No dudaba
en debatir con nosotros hasta sobre San Juan de la Cruz.
Yo
comencé mi seminario clandestino, o sea mis estudios en el departamento de teología
clandestino de la Universidad Jaguellonica en 1942. Debo recordar aquí a mis
maestros y profesores ante todo el Rev. Rector Jan Piwowarczyk. Mas tarde después
del fin de la ocupación Mons. Karol Kozlowski, canónigo del distrito metropolitano,
Mons. Stanislaw Smolenski, los prefectos
en especial el Rev. Prof. Kazimierz Klosak. En realidad el fue el único profesor
quien me acerco a la filosofía durante mis estudios. Porque esta filosofía fue muy especial….Yo
soy profesor en el Departamento de Filosofia pero casi no asistí a ninguna
clase de filosofía, o sea soy un filosofo que se hizo solo. Luego vino la teología.
Debo admitir que ambas materias tanto filosofía como teología me
fascinaban. Aquí en el Departamento de Teología
de la Universidad Jaguellonica he tenido
profesores de gran reputación y un inmenso amor a su profesión. ..
También
quisiera mencionar a Mons. Wladyslaw Wicher, profesor de teología moral, quien
me acepto en su departamento y al Rev. Prof. Ignacy Rozycki a quien le debo
tanto en esa etapa de mi vida. Le estoy agradecido ante todo por enseñarme como
llevar a cabo una investigación académica en teología ….y al padre Ignacy
Rozycki le debo algo más…. Cuando después de varios años de trabajo pastoral,
fui designado para llevar a cabo tareas exclusivamente académicas on el fin de preparar
mi disertación para ser admitido como profesor auxiliar el Rev Prof. Rozycki me
invito a vivir con el, lo que hice durante siete años….
(de
Kalendarium of the Life of Karol Wojtyla, Adam Boniecki, Marians of the Immaculate
Conception, 2000)
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