El
10 de diciembre de 1872 Jan se presentó ante la puerta del monasterio jesuita
de Stara Wies y entro al noviciado. Finalizado dos años de noviciado estudio
humanidades y filosofía allí mismo. Después se traslado a Cracovia para
estudiar teología. Una vez terminados sus estudios el 26 de julio de 1881 fue ordenado por el Obispo Albin Dunajewski.
Ya ordenado fue destinado al Colegio jesuita
Ternopil donde trabajo muchos años como educador de jóvenes.
En 1884 completó la última etapa de formación espiritual, la tercera
probación, bajo la supervisión del padre
Michal Mycielski SJ.
Una
vez hechos los votos finales, el 2 de febrero de 1886 el padre Beyzym fue
enviado a la nueva escuela jesuita en Chyriv donde permaneció diez años como
educador de jóvenes. Los Jesuitas
construyeron el Instituto educativo Chyriv durante los años 1883 a 1886. Janusz Warnecki, un famoso actor, director y
pedagogo y un ex alumno de la institución escribió en sus memorias. “fue uno de
los más modernos e innovativos de aquellos días (…) Los maestros eran graduados
de diferentes departamentos de diversas universidades, además de filosofía y teología, materias
obligatorias para todo sacerdote jesuita.
Existía allí una enorme biblioteca institucional. También había bibliotecas en las aulas, con manuales
y todo lo necesario para las clases que consistían en física, salas de química,
museo numismático, enormes estudios para dibujo con montones de modelos,
estatuas y diseños. Había también salas de estudio de biología y zoología con abundantes
especies de flora y fauna, y también
modelos vivos”. En Chyriv el padre
Byzym trabajo también como maestro dando clases de francés y ruso.
Pero el ansiaba ir por más. Considerando sus talentos pedagógicos sus
superiores lo nombraron Prefecto de la institución de enfermería y muy pronto fue nombrado Prefecto de la
escuela. Se ocupo por entero a sus tareas. Sus estudiantes lo recuerdan como
decidido, activo, lucido y espartano. Trabajador y enteramente dedicado a sus semejantes.
Uno de los estudiantes expreso que lo admiraba porque “en su rostro “tartarico”
se dejaba ver un corazón de oro”. Se dedico por completo a la enfermería.
Cargaria el mismo a los enfermos sin esperar ayuda e iría solo a buscar la ropa
de cama para que el paciente no sufra sino que pudiera acostarse lo mas pronto
posible. Nunca perdia su serenidad e inspiración,
aun cuando se encontraba sobrecargado de trabajo. Detrás de ese rostro adusto que inspiraba temor
los jóvenes veían su amistad, amabilidad y lealtad.
Era
amante de la jardinería y amaba plantar flores. Decoraba las habitaciones de
los pacientes con flores de su propio jardín. Sin embargo, las mas bonitas
siempre eran para el altar de la enfermería donde celebraba Misa para los
estudiantes enfermos.
(texto traducido de la pagina oficial de REFERAT MISYJNY, PROWINCJIPOLSKI POŁUDNIOWEJ TOWARZYSTWA JEZUSOWEGO.
Agradezco a Fr. Cz. H.
Tomaszewski, su autorización.
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