Este santo sacerdote jesuita fue beatificado por el Papa
Juan Pablo II durante su última visita a Polonia en agosto de 2002, un día después
de haber consagrado el Santuario de la Divina Misericordia.
En su homilía de beatificación, que tuvo lugar en la Explanada de Blonia el 28 de agosto de 2002, entrelazaba la vida de los nuevos beatos con la
Misericordia Divina, citando a su vez otros santos predecesores polacos tan
ligados a la historia y vida espiritual de su querida nación.
"La invitación a testimoniar la
misericordia resuena con singular elocuencia aquí, en la amada Cracovia,
dominada por el santuario de la Misericordia Divina de Lagiewniki y por el
nuevo templo, que ayer tuve la alegría de consagrar. Aquí, esta invitación
resuena familiar, porque recuerda la tradición secular de la ciudad, cuya
característica particular ha sido siempre la disponibilidad a ayudar a las
personas necesitadas. No se puede olvidar que de esta tradición forman
parte numerosos santos y beatos -sacerdotes, personas consagradas y laicos-,
que dedicaron su vida a las obras de misericordia. Desde el obispo Estanislao,
la reina Eduvigis, Juan de Kety y Piotr Skarga, hasta fray Alberto, Ángela
Salawa y el cardenal Sapieha, las generaciones de los fieles de esta ciudad se
han transmitido a lo largo de los siglos la herencia de la misericordia. Hoy
esta herencia ha sido entregada en nuestras manos, y no debe caer en el olvido.
(…)
El deseo de llevar la
misericordia a las personas más necesitadas impulsó al beato Juan Beyzym,
jesuita, gran misionero, al lejano Madagascar, donde, por amor a Cristo, dedicó
su vida a los leprosos. Sirvió día y noche a los que vivían marginados y
excluidos de la vida de la sociedad. Con sus obras de misericordia en favor de
personas abandonadas y despreciadas, dio un testimonio extraordinario.
Testimonio que primero resonó en Cracovia, después en Polonia y, por último,
entre los polacos en el extranjero. Se recogieron fondos para construir un
hospital dedicado a la Virgen de Czestochowa, que existe todavía hoy. Uno de
los promotores de esa ayuda fue el santo fray Alberto.
Me alegra que ese espíritu
de solidaridad en la misericordia siga vivo en la Iglesia polaca; lo
demuestran las numerosas obras de ayuda a las comunidades damnificadas por
catástrofes naturales en diversas regiones del mundo, así como la reciente
iniciativa de adquirir la sobreproducción de cereales para destinarla a los que
sufren hambre en África. Espero que esta noble idea se realice.
La obra caritativa del
beato Juan Beyzym estaba inscrita en su misión fundamental: llevar el
Evangelio a los que no lo conocen. He aquí el mayor don de misericordia:
llevar a los hombres hacia Cristo y permitirles conocerlo y gustar su amor. Por
eso, os pido: orad para que en la Iglesia en Polonia nazcan vocaciones
misioneras. Sostened siempre a los misioneros con la ayuda y con la oración."
También en el Ángelus que
tuvo lugar en la misma explanada de Blonia, donde se celebró la ceremonia
de beatificación, recordó al beato Jan y a los otros nuevos beatos.
“Que
su entrega a la causa de Dios y del hombre necesitado sea un ejemplo que os
estimule a emprender siempre nuevas tareas, según las exigencias de los
tiempos.”
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