Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

lunes, 6 de mayo de 2024

El domingo - Dies Domini, dia del Señor!

 


El 31 de mayo de 1998, solemnidad de Pentecostés, el Papa Juan Pablo II publicó Ia Carta apostólica Dies Domini, que habia anunciado en el Ángelus del 9 de agosto del mismo año.   Sobre esta Carta apostólica ya hay un post en este blog titulado Dies Domini – la santificación del domingo; solo quería llamar la atención sobre el mismo y agregar algunos datos. 

Con respecto a Dies Domini leemos en Mercaba que se trata de un documento que marca un hito decisivo –  en el camino de recuperación del significado del domingo en Ia conciencia de Ia Iglesia, especialmente desde la promulgación de la Constitución Sacrosanctum Concilium del II Concilio Vaticano, del 4 de diciembre de 1963, “el primer documento 
aprobado por los Padres conciliares. «Primicia del Vaticano II» la 
ha llamado el Papa Juan Pablo II” en el ángelus del 12/11/1995  donde además decia: La constitución Sacrosanctum Concilium sobre la liturgia, aprobada el 4 de diciembre de 1963, fue, en cierto sentido, la primicia del Vaticano II. Más que proceder a realizar una simple reforma exterior del culto, quiso infundir en la comunidad cristiana una nueva conciencia de la liturgia, como «cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, fuente de donde mana toda su fuerza» (Sacrosanctum Concilium, 10).

Ciertamente —como lo recordaba el mismo concilio—, la liturgia no lo es todo . Se sitúa entre las múltiples dimensiones de la vida eclesial, mientras que para los cristianos supone y exige un camino incesante de conversión y formación, de coherencia y testimonio. Pero dentro de estas coordenadas, personales y comunitarias, no se puede dejar de reconocer el valor verdaderamente central de la liturgia.

La constitución ilustra bien el motivo de esta centralidad, situándolo en el horizonte de la historia de la salvación. Frente a las múltiples formas de oración, la liturgia tiene una estructura propia, no sólo porque es la oración pública de la Iglesia, sino sobre todo porque es verdadera actualización y, en cierto sentido, continuación, mediante los signos, de las maravillas realizadas por Dios para la salvación del hombre. Esto es verdad particularmente en los sacramentos, y de modo muy especial en la Eucaristía, en la que Cristo mismo se hace presente como un sacerdote y víctima de la nueva alianza. Lo que sucedió una vez para siempre en su muerte y resurrección se representa y se revive sacramentalmente en el rito. De este modo, la Iglesia que celebra se hace destinataria e instrumento de gracia, y quienes se acercan a los sacramentos con las debidas disposiciones reciben sus frutos de santificación y salvación

Invito además, para qien desee profundizar en el tema leer el documento DiesDomini: catequesis de Juan Pablo II sobre el domingo de la  Comisión Episcopal de Liturgia del Obispado de Alcala, con detalles del contenido del documento  

 

No hay comentarios: