Hace unos días, Fray Rafael Nieto, OAR, compartía una propuesta artística basada en el escudo episcopal de Robert Prevost, entonces nuevo Papa.
Hoy, ya conocido el escudo oficial de León XIV, nos ayuda a profundizar en su significado. Con su sensibilidad artística y su experiencia
en heráldica eclesiástica, ofrece una lectura espiritual y misionera de un escudo que es, más que una imagen, es proyecto pastoral y una confesión de fe.
Versión personal de Fray
Rafael Nieto del escudo del Papa LEON XIV
Lamina con el escudo de
armas del Papa Leon XIV
Un escudo que condensa una vida
El
escudo del Papa León XIV está dividido en dos campos. En la parte superior, un azul mariano con una flor de lis;
en la inferior, el corazón
ardiente de san Agustín, atravesado por una flecha y sobre
un libro abierto. Como en todos los escudos pontificios, va acompañado por las llaves de Pedro, la tiara papal y el palio, símbolos del
oficio petrino.
“Este escudo es un resumen visual de su vida, de su espiritualidad y de
su visión de Iglesia”, señala
Fray Rafael.
Azul y flor de lis: María en lo más alto
El
campo superior está dedicado a la Virgen María, a quien el Papa León XIV consagra su misión.
El azul es su color tradicional, y la flor de lis evoca pureza, fidelidad y belleza espiritual.
Este detalle no solo manifiesta devoción mariana, sino también una elección de
vida: caminar bajo
la protección de María, como tantos agustinos a lo largo de los siglos.
“María está en lo alto del escudo, como guía,
madre y protectora”, subraya Fray Rafael. “Es una forma de decir: todo lo que venga,
lo vivo bajo su manto”.
Un
corazón que arde como el de Agustin
En la
parte inferior del escudo encontramos el núcleo agustiniano: el corazón ardiente, la flecha y el
libro abierto. Este conjunto es más que un símbolo:
es el alma del nuevo Papa.
El corazón representa
el amor apasionado a Dios y al prójimo. Es el corazón inquieto de san Agustín
que solo descansa en Él.
La flecha representa la Palabra de Dios, que
atraviesa e ilumina. Es el momento de la conversión, del “Toma y lee” bajo la
higuera.
El libro abierto es
la Escritura, pero también las Confesiones, la Ciudad de Dios, todo el
magisterio que san Agustín dejó como herencia a la Iglesia.
“Es un corazón
encendido, atravesado y abierto”, explica Fray Rafael. “Es decir, un corazón
que ama, que ha sido tocado por Dios y que se entrega a los demás”.
“In illo uno unum”: unidad como estilo de vida
El lema episcopal del Papa —que ha conservado
como pontífice— es una cita del comentario de san Agustín al Salmo 127: In illo uno unum, “En Aquel que es Uno, somos uno”.
Esta
frase es una declaración de intenciones: buscar la unidad en un mundo fragmentado, construir comunión,
vivir desde la interioridad,
no desde el ruido.
“El Papa nos dice con este lema que la unidad no se impone: se vive
desde Cristo. Solo en Él, que es Uno, podemos ser uno”, reflexiona Fray Rafael.
Las
insignias pontificias: unidas a Pedro
El escudo incluye los tres signos distintivos
del ministerio petrino:
Las llaves de San Pedro, una dorada (autoridad celestial) y otra plateada
(autoridad terrenal), entrelazadas con un cordón rojo.
La tiara o mitra
de tres coronas, representación del triple ministerio del Papa: santificar,
gobernar y enseñar.
El palio, insignia
del Buen Pastor que carga a la oveja sobre sus hombros, imagen de ternura,
sacrificio y servicio.
También
aparecen las ínfulas —dos
bandas de tela— que cuelgan por detrás de la tiara y simbolizan la Tradición
y la Sagrada Escritura, el Antiguo y el Nuevo
Testamento, fuente de la autoridad del Papa.
“Este conjunto nos recuerda que
el Papa no actúa solo, sino como sucesor de Pedro, con la carga del Evangelio y
al servicio del Pueblo de Dios”, dice
Fray Rafael.
Un
escudo que es también un camino
Este
escudo no solo decora. Propone un camino, un programa de vida y
de pontificado. Habla de interioridad, misión,
comunión, servicio y belleza. Y lo hace desde el lenguaje de los símbolos, con
el sello de san Agustín y la mirada de María.
“Que San Agustín y Santa Mónica
lo acompañen; que la Virgen de la Consolación lo proteja; y que Dios bendiga el
camino que inicia León XIV con frutos de santidad”, concluye Fray Rafael.
Un
escudo para rezar, contemplar y vivir
Desde la Orden de Agustinos Recoletos, acogemos
con gratitud y esperanza este escudo como signo
de comunión con el nuevo Sucesor de Pedro. Que cada símbolo nos inspire a vivir
con el corazón ardiente, la mirada en María y la vida centrada en Cristo.
(de la pagina oficial de agustinos Recoletos) publicada con el amable permiso personal de Fray Rafael, que agradezco mucho – las fotografías son de su página personal – el articulo completo de Fray Rafael con reflexiones personales adicionales, ensu página personal
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