Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

miércoles, 3 de marzo de 2010

Visita cardenal Stanislaw Dziwisz a Cuba (3)


El secreto de Juan Pablo II.
“4. Quien fue Juan Pablo II? ¿Cuál es la clave para entender su extraordinaria personalidad, sus enormes logros, y el entusiasmo de fe que despertaba en los corazones de los millones de hombres y mujeres en todos los continentes? Personalmente estoy convencido de que pudo tanto porque sobre todo fue un hombre de Dios. Esta era la piedra angular de su identidad. Vivió con Dios y para Dios desde su juventud. Era creíble porque vivía de lo que decía. No tuvimos ni tenemos la posibilidad de incursionar en los secretos de su alma, pero la verdad de su profunda relación con Dios era evicdente para todo el que se encontraba con èl. Tanto más si alguien compartía con el la vida, las penas, y las obligaciones diarias. Karol Wojtyla fue un hombre de oración y de permanente unión con el Señor. En el centro de su existencia estaba Jesucristo. Se identificaba con él y con su Evangelio, con su misión salvadora.
La santidad de Juan Pablo II fue auténtica y al mismo tiempo, ordinaria, es decir normal. No hacia alarde de santidad. La percibían quienes entraban en contacto con èl. Fue un auténtico místico cuya profundidad espiritual no le separaba de la tierra, del hombre ni de sus asuntos. Y este es otro rasgo de supertonalidad. Era un observador perspicaz y cuidadoso de la realidad. Disponía de una gran inteligencia. Sabía desarrollar consideraciones y reflexiones filosóficas. Al mismo tiempo fue un hombre de acción. Perciba las direcciones de los movimientos. Todo esto formaba parte de su personalidad de Pastor, en otras palabras de guìa.
Juan Pablo II conocía los problemas y las esperanzas del mundo contemporáneo y del hombre. Sabia que la respuesta definitiva a los problemas y alas esperanzas solo la puede ofrecer Jesucristo. Por esta razón su visión de la realidad era profundamente cristocéntrica y la hizo presente a toda la Iglesia, convenciendo y movilizando.
Fue un hombre que compartía con los demás la profundidad de su existencia espiritual y quería transformar nuestro mundo para que fuera más de Dios, y así mas humano. Guió a la Iglesia entra por los caminos de la fe. Podemos entonces decir que su misión fue la mística del servicio. Dos lo guiaba como hombre y él, a su vez conducía al hombre hacia Dios. Así fue su servicio a Dios y simultáneamente a la Iglesia, al hombre y al mundo. He aquí el secreto de Juan Pablo II.

(del Mensaje del cardenal Stanislaw Dziwisz en la presentación de la película “Testimonio” en la Catedral de La Habana el 24 de febrero de 2010.
(texto completo de su Mensaje en el sitio del Arzobispado de San Cristóbal de La Habana)

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