Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

jueves, 11 de marzo de 2010

Cracovia y Roma: Dos Iglesias hermanas (9)



Cracovia y Roma: Dos Iglesias hermanas (9)

Electo a la Sede de Pedro, Juan Pablo II supo entablar rápidamente relaciones muy personales con la Iglesia de Roma

Así se presentó a los romanos y a todo el mundo católico: «A la Sede de Pedro en Roma sube hoy un Obispo que no es romano. Un Obispo que es hijo de Polonia. Pero desde este momento, también él se hace romano. Si, ¡romano! También porque es hijo de una nación cuya historia, desde sus primeros albores, y cuyas milenarias tradiciones están marcadas por un vínculo vivo, fuerte, jamás interrumpido, sentido y siempre vivido, con la Sede de Pedro; una nación que ha permanecido siempre fiel a esta Sede de Roma. ¡Oh, el designio de la Divina Providencia es inescrutable!» (22)


Durante la toma de posesión de su catedral romana exclamaba: «Me detengo en el umbral de este templo y os pido que me acojáis en el nombre del Señor. Os ruego que me acojáis como habéis acogido a mis predecesores […] como nuevo Obispo de Roma, deseo dar comienzo a mi ministerio para con el Pueblo de Dios de esta Ciudad y de esta diócesis, que por la misión de Pedro ha llegado a ser la primera en la gran familia de la Iglesia, en la familia de las diócesis hermanas»
Este Papa se siente verdaderamente civis romanis y nos explica los motivos hablando del nacimiento de Roma.«Esta fecha, […] no marca únicamente el comienzo de una sucesión de generaciones humanas que han habitado en esta ciudad, y a la vez en esta península; la fundación de Roma constituye también un comienzo para pueblos y naciones lejanas, que sienten un vínculo y una particular unidad con la tradición cultural latina, en sus contenidos más profundos. También yo, aunque venido aquí de la lejana Polonia, me siento ligado por mi genealogía espiritual a la fundación de Roma, así como toda la nación de la que provengo»

Cuando habla de Roma Juan Pablo II a menudo usa dos palabras : vocación y misión. Para él Roma es bajo muchos aspectos una ciudad mensaje. Al Papa polaco le merece una elevadísima opinión la vocación de esta ciudad, que al inicio de su pontificado celebraba asi: «¡Gloria a los mártires y confesores! ¡Gloria a Roma santa! ¡Gloria a los Apóstoles del Señor! ¡Gloria a las catacumbas y a las basílicas de la Ciudad Eterna!» (23)

Palabras reconfirmadas plenamente en el Gran Jubileo del año 2000 que según el Papa « manifiesta así, una vez más, la particular vocación que la divina Providencia ha reservado a Roma: ser el punto de referencia para la comunión y la unidad de toda la Iglesia y para la renovación espiritual de toda la humanidad.».

El “genio” de Roma en el pensamiento de este Pontífice no reside solamente en su glorioso pasado, sino también en un presente de constante redescubrimiento y revalorización.”


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