“A esas horas el calor era asfixiante, pero por suerte entre baile y baile los bomberos nos refrescaban a mangerazo limpio. Sobre las 19:30h, entre aplausos, gritos y aclamaciones, el Papa llegó a la Cibeles. Y gracias al liderazgo de Víctor y la experiencia de Santi, conseguimos llegar a la preciada barandilla (comiéndonos por el camino a varias personas, seamos sinceros) para saludar lo más cerca posible a nuestra Santidad. Y no, no tenemos remordimiento alguno, ¡el Papa nos miró!”
(me hicieron sonreir y recordar a mi tia, la monjita, buena como el pan, generosa como pocos, correcta a mas no poder, seria y jocosa a la vez, una santa en la tierra, y no obstante una vez me dijo "hay momentos en los cuales hay abrirse paso y empujar si hace falta, no queda otra ;)
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