Foto de Europa Press
Seguir al Santo Padre en su visita al Instituto San José para su encuentro con los enfermos y “con los protagonistas de la civilización del amor”, ha sido una experiencia tremendamente emocionante, una de las imágenes más fuertes de las Jornadas.
En un acto con la presencia de pocos y sin embargo “quizá, el más entrañable del Papa Benedicto XVI” el Santo Padre en sus palabras acerca de la juventud se planteaba la pregunta “¿Puede seguir siendo grande la vida cuando irrumpe en ella el sufrimiento? Y respondía citando su encíclica Spe Salvi “La grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre (…).Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la compasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado también interiormente, es una sociedad cruel e inhumana” (Spe salvi, 38) y recalcó la “dignidad de la vida humana creada a imagen de Dios.” Y las palabras evangélicas : “Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt 25, 40).
Muy emotivas las palabras del joven que nació sordo y al borde de la muerte, que se presentó diciendo : «Tengo 20 años, estudio Arquitectura, nací sordo y al borde de la muerte. Gracias a mi familia, al amor que sintieron por mí, aun sabiendo que podía ser un obstáculo para sus vidas, siguieron adelante. Esto nos ha ayudado a superarnos, a no rendirnos nunca», señaló Antonio Villuendas mientras el público trataba de contener las lágrimas.”, lágrimas que tampoco pudimos contener quienes veíamos la escena a través de las pantallas en nuestras casas, escena que verse parcialmente en Rome Reports.
Antes que el Papa partiera hacia Cuatro Vientos donde lo esperaba la multitud de jóvenes con banderas de 140 países, el Coro de la JMJ ofreció el Magnificat de Bach.
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