20 de octubre de 1978
Querida Dusia:
Me alegra haber
podido escuchar por teléfono el 17 de octubre tanto tu voz como la de Andrzej y
la de Marian. Estoy muy contento de que vengáis aquí. Espero poder reunirme con
vosotros, contigo de forma «familiar», no «colectiva». Aunque sea brevemente.
El Señor Jesus quiso que lo que a veces se decía, lo que tú misma dijiste el día
después de la muerte de Pablo VI, se hiciera una realidad. Doy gracias a Dios
por haberme dado esta vez tanta paz interior – una paz que claramente me
faltaba en agosto – que me ha permitido vivir todo esto sin tensiones. Confío
en que Él y su Madre lo guiarán todo, incluidas estas relaciones,
preocupaciones y responsabilidades más personales. Tengo la convicción de que si no sigo la
llamada, lo puedo echar todo a perder en estas relaciones.
Sabes que, en
medio de todo esto, pienso en ti. Desde hace más de veinte años, desde que
Andrzej me dijo por primera vez, «Duska estuvo en Ravensbrück», en mi
conciencia surgió la convicción de que me fuiste entregada y asignada por Dios
para que yo, en cierto sentido, pudiera «compensar» lo que tù sufriste allí. Y
pensé sufrió por mí. Dios me ahorró aquella prueba, porque ella estaba allí. Se
podría decir que ese convencimiento era «irracional», pero siempre ha estado en
mí, y lo sigue estando.
Desde esta
perspectiva, se ha desarrollado progresivamente toda la conciencia de la
«hermana». Y esa dimensión también pertenece a la dimensión de toda la vida.
Ella también permanece.
¡Mi querida
Dusia! Toda esta dimensión permanece en mí, y debe permanecer en ti. Siempre ha
estado arraigada y «asentada» en Dios, en su gracia – ahora hay que asentarla
aún más -. Por eso fueron tan buenas las palabras que escuché por teléfono el día 17: «Estaremos contigo». Habrá
que realizarlas de una forma nueva. Todavía no sé cómo hacerlo en detalles,
pero confío en que el Señor Jesús nos lo enseñará tal y como nos lo enseñó durante veinte años.
Yo mismo me he sorprendido, y a veces, he pensado con temor: ¿Qué procede de Él
y qué procede de «mi», pudiendo estar contaminado por la debilidad humana? A
veces ese miedo prevalecía en mí – y tú también lo has visto. Pero más
frecuentemente me ha sorprendido cuán lejos llega su Gracia, hasta qué punto Él,
el Creador y Redentor, acepta en el ser humano, en la humanidad, todo aquello
que el ser humano no es capaz de aceptar. Los dos éramos conscientes de ello.
Debo admitir que, desde fuera, el padre Tadeusz me ha ayudado mucho en esto y,
a veces – aunque de forma más indirecta – también me ha ayudado el padre Marian.
Lo menciono porque se trata de hablar de personas que podrían ayudarte cuando
yo no esté allí.
Sin embargo,
quiero seguir caminando contigo, en cierto sentido, un día tras otro. No sólo
con la oración constante, sino también con una cadena de «pensamientos-meditaciones»,
como las he hecho recientemente. Al igual que esta vez., Así lo demuestran los
folios de papel amarillo adjuntos. Aparte de eso, no puedo «emigrar»
completamente – lo cual es comprensible – de Cracovia, ni de toda Cracovia,
pero sobre todo de las personas más cercanas, que siempre encontrarán
hospitalidad aquí en mi casa, o por lo menos tendrán la posibilidad de reunirse
conmigo.
Antes del dia 14
de este mes escribí desde Roma a Kasia y a Marysia. Le pedí a Kasia que también
saludase a Andrzej. En tu última carta, tus palabras: «el verano está dando sus
frutos en Basia» me dieron una gran alegría. Espero que – a pesar de todas las decepciones
– todo se arregle de alguna manera con la ayuda de Dios. También creo que
quizás, por fin deje de «vengarse» en la persona de Andrzej. Estaremos en
contacto a los pies del Santísimo Sacramento, a través de la Santa Misa, a
través de la oración, y también en aquellas ocasiones que sean humanamente
posibles. Naturalmente que el correo solo desempeñará un pequeño papel.
También me gustaría
que examinaras minuciosamente todos tus «cuadernos», que seleccionaras aquellos
textos, de los que te hablé, y que simplemente destruyeras el resto. Pero es
preciso hacer una selección porque hay textos estupendos, sobre todo del primer
período: el camino iluminador. Luego el sufrimiento interior o los problemas de
la vida cada vez se hacen sentir más.
Precisamente son
esos los problemas que recientemente te alejaron del trabajo en la DR (*). Pero
estoy convencido de que es preciso no desperdiciar tu enorme experiencia a
caballo entre la medicina y la labor pastoral. La experiencia y, al mismo
tiempo, la visión precisa de las cosas bajo la luz de la fe y de la doctrina.
Encomiendo este problema a la Madre del Buen Consejo.
Y te encomiendo
a ti toda entera y a todos vosotros: Andrzej
y Kasia, con su Andrzej y sus bebés que todavía
nacerán, y Anka y las «gemelas»: durante los dos últimos años me he
«comunicado» en cierto modo con ambas, con Marysia y con Basia. Tengo confianza.
La gracia de Dios es más fuerte que nuestras debilidades. «Todo lo puedo en aquel
que me fortalece».
Hno
Wanda
Półtawska: Diario de una amistad - , La familia Połtawski y Karol Wojtyła, San Pablo 2011
(* en polaco son las iniciales de Duszpasterstwo
rodzin, que quiere decir pastoral familiar.
2 comentarios:
¡Qué bonita carta! Merece la pena leer el libro. Un abrazo!
No solo para leer sino para meditar y reflexionar. Es un libro-tesoro.
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