(Juan Pablo II con Lech Walesa)
“La
Laborem exercens se convierte pronto
en instrumento de lucha en manos de los sindicatos católicos en América Latina
y en Polonia. El congreso de Solidarnosc elogió – el mismo día de su publicación,
16 de septiembre de 1981 – el enfoque «personalístico» y las etapas para la participación
de los trabajadores en la gestión de las empreas.
Las
otras dos encíclicas se leen juntas, porque Juan Pablo II ubicó la segunda – a distancia
de tres años de la primera para completar su mensaje, actualizándola a la nueva
situación creada con la caída del comunismo. La Sollicitudo rei socialis se opone
tanto al capitalismo como al comunismo y reclama una «corrección radical» de
los dos sistemas; la Centesimus annus– ya debilitado el comunismo – se limita a proponer la corrección del
capitalismo. En ella Juan Pablo II habla de la «positividad del mercado y de la
empresa» siempre que estén «orientados hacia el bien común». Pero aclara que aquella
orientación, en la etapa actual de «mundialización de la economía », aún no se
da y sólo puede obtenerse mediante la «lucha».
En
el n. 19 de la Centesimus annus el
Papa sostiene que el capitalismo «converge» con el totalitarismo comunista al «rebajar
al hombre a la esfera de lo económico» cada vez que «niega la existencia autónoma
y valor a la moral y al derecho, a la cultura y a la religión». Es esta, pues,
la conclusión: el capitalismo podrá ser propuesto al Estado y al tercer mundo,
si la «lucha» por corregirlo logra «encuadrar» su «libertad económica» en un «sólido
contexto jurídico que la ponga al servicio de la libertad humana integral». De
otra manera, los riesgos y los daños serían enormes.
La
Centesimus annus señaló, por primera vez
en la historia, como podría conformarse el anticapitalismo teóricamente profesado
por los Papas. Y con el triunfo del Occidente ha vuelto a proponer a la Iglesia
católica como única voz activamente anticapitalista en la escena mundial.
La
actitud crítica frente al capitalismo se articulará en los albores del 2000,
como crítica del proceso de globalización. «La Iglesia seguirá colaborando con todas las
personas de buena voluntad para asegurar que en este proceso triunfe la
humanidad entera, y no sòlo una élite rica que controla la ciencia, la tecnología,
la comunicación y los recursos del
planeta en detrimento de la gran mayoría de sus habitantes (27 de abril de
20001, discurso a la Academia Pontifica de ciencias Sociales).”
Luigi
Accattoli: “La audacia de la misión en la opción por los pobres” publicado en
Totus Tuus Nr 2 Mar/abr 2009
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