A
pesar de que el padre Sopoćko se empeñara tanto en la difusión del culto en su
patria, su acción se vio muy limitada dentro
de su propia arquidiócesis de Białystok. El arzobispo Romuld Jałbrzykowski mantenía
su posición prudente y moderada, ya
demostrada en Vilnius, en cuanto al
culto a la Divina Misericordia sobre todo en las formas privadas derivadas de
las visiones de sor Faustina. Además en 1949 la Curia Metropolitana de Białystok
publico una disposición dirigida a los párrocos prohibiendo la difusión en el
territorio de la arquidiócesis de folletos, impresos o cualquier otro tipo de publicación
acerca de la Divina Misericordia cuya autoría pertenecía al padre. La causa de
esta prohibición, según aquel documento, era que la Iglesia no se había pronunciado
en cuanto a las visiones de sor Faustina.
El
arzobispo Jałbrzykowski sostenía que el
padre Sopoćko difundia el culto basado en visiones no verificadas y aprobadas,
algo que efectivamente no debía hacerse.
No
obstante esta falta de aceptación por parte de su Ordinario, el padre Sopoćko trato de llegar y conquistar a otros obispos,
sobre todo a los máximos dignatarios de la Iglesia en Polonia. Después de la
muerte del Primado Hlond busco el apoyo de su sucesor, el primado Stefan,
Cardinal Wyszyński y depositó en sus manos las peticiones acerca del
culto. Ante todo le interesaba que se
instituyera la fiesta de la Divina Misericordia y se obtuviera la aprobación eclesiástica
del culto. Por lo tanto le presentó al
Cardenal Wyszyński no solo sus textos
sino también toda la información en cuanto al culto, su esencia y desarrollo,
las motivaciones para su introducción y las bases para que las autoridades de
la Iglesia pudiesen aprobarla. Solicitó también
que le permitiera presentar personalmente la causa del culto a las Comisiones
competentes del Episcopado. Cuando
aparecieron las incomprensiones y en consecuencia las prohibiciones del culto,
sea por parte de teólogos como de algunos ordinarios, trato de explicar, y
solicito tratar personalmente, estos problemas al foro del Episcopado para
poder aclarar e informar de modo más completo y poder así superar los obstáculos.
En
1951 se dirigió al padre Primado con una consulta en la cual solicitaba unir el
culto de la Divina Misericordia con actos de caridad. En 1956 presentó una solicitud para la intercesión de la
Capital Apostólica de la aprobación de la celebración de la Divina Misericordia
el Domingo de Pascua y se dedicó a recoger entre los fieles peticiones para la introducción
e esta fiesta. Estas peticiones, con la firma de numerosos fieles, fueron
llevadas a Roma por el Primado Stefan Wyszyński en 1957.
(traducido de Il
camino di santitá di Don Michele Sopocko de D. Henryk Ciereszko, Librería
Editrice Vaticana, 2008 - original publicado en Cracovia en 2002 por
Wydawnictzo WAM)
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