No solo atentos observadores del pontificado de Juan PabloII,
sino, en práctica también todos aquellos que tuvieron la posibilidad de entrar
en contacto con su magisterio, percibieron claramente el carácter prioritario
que el mismo dio a la cuestión ecuménica.
El programa ecuménico estaba muy presente en varios escritos y
también en algunos actos del Santo Padre, pero en alguna manera se extendía
a todas sus actividades. Seria
suficiente recordar el programa de preparación de la Iglesia al Gran Jubileo de
2000 para darse cuenta de la constancia y determinación de Juan Pablo II en
guiar a la Iglesia pro el camino de la unidad de los cristianos.
La tensión hacia la unidad perdida constituyó, desde el inicio de
su pontificado, una de las prioridades pastorales y encontró su expresión en la
Encíclica dedicada al ecumenismo, Ut unum sint,
publicada en 1995. Según la enseñanza del Concilio Vaticano II, la
Iglesia católica ha emprendido de modo irrevocable el camino de la búsqueda de
la unidad y Juan Pablo, participando en los trabajos del mismo, ha leído los
signos de los tiempos y se ha comprometido fuertemente en un proceso para
alcanzar las metas de los padres conciliares.
La encíclica Ut unum sint
podría ser considerada seguramente un cualificado comentario pontificio al
decreto conciliar sobre el ecumenismo Unitatis redintegratio (1964)
Uno de los primeros viajes apostólicos, llevados a cabo ennoviembre de 1979, tuvo como meta la capital del cristianismo oriental, Constantinopla, donde el Pontífice, con palabras llenas de esperanza, hablaba de las intenciones de la Iglesia católica de reconstruir la plena comunión y de volver a encontrar la verdadera fraternidad entre todas las Iglesias y comunidades cristianas, que, por desgracia, permanecen aun divididas por discordias doctrinales. Al Patriarca Dimitriosk jefe de honor del mundo ortodoxo, a quien dirigía su discurso, el Papa hizo una pregunta dramática: “Es licito que permanezcamos aun divididos?” y esta pregunta se manifestaba como una garantía de la intensificación de los esfuerzos emprendidas en la via de la comunión.
(Publicado en Totus Tuus, Nr 5 sept/oct 2009)
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