Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

martes, 24 de junio de 2025

El llamado del Papa Leon XIV a los seminaristas – Ser testigos de esperanza y «puentes»

 


Con ocasión del Jubileo de los seminaristas, sacerdotes y obispos que se celebra en Roma del 23 al 27 de junio hoy tuvo lugar un encuentro del Papa Leon XIV con los seminaristas en la Basílica de san Pedro. Mas que una Meditación como se la ha llamado fue “una intervención espontánea y cercana, dirigidaa miles de jóvenes como no podía ser de otra manera, pues conoce profundamente la  etapa de formación del sacerdote por su vasta y múltiple experiencia de profesor, director del proyecto de formación común de los aspirantes agustinos de los Vicariatos de Chulucanas, Iquitos y Apurímac, director de formación, maestro de profesos, director de estudios  y Rector encargado. (verbiografia

Les habló a las almas de los jóvenes y se lo veía muy feliz compartiendo con ellos en preciosas palabras ese llamado “a vivir una experiencia de amistad con Jesus” en la “fascinante aventura de la vocación sacerdotal”

He escogido algunos párrafos, pero invito leer la alocución completa, que no tiene desperdicios. 

 (Palabras del Santo Padre León XIV)

 Hoy no son solo peregrinos, sino también testigos de esperanza: la testimonian a mí y a todos, porque se han dejado involucrar por la fascinante aventura de la vocación sacerdotal en un tiempo no fácil. Han acogido la llamada a convertirse en anunciadores mansos y fuertes de la Palabra que salva, servidores de una Iglesia abierta y de una Iglesia en salida misionera. (…)

A Cristo que llama, ustedes le están diciendo «sí», con humildad y valentía; y este «aquí estoy» que le dirigen a Él, germina en la vida de la Iglesia y se deja acompañar por el necesario camino de discernimiento y formación.  (…)

Jesús, como ustedes saben, los llama ante todo a vivir una experiencia de amistad con Él y con los compañeros de cordada (cf. Mc 3,13); una experiencia destinada a crecer de manera permanente también después de la Ordenación y que involucra todos los aspectos de la vida. De hecho, no hay nada en ustedes que deba ser descartado, sino que todo debe ser asumido y transfigurado en la lógica del grano de trigo, con el fin de convertirse en personas y sacerdotes felices, «puentes» y no obstáculos para el encuentro con Cristo para todos aquellos que se acercan a ustedes. Sí, Él debe crecer y nosotros disminuir, para que podamos ser pastores según su Corazón [1].

(…)

Les invito a invocar con frecuencia al Espíritu Santo, para que forme en ustedes un corazón dócil, capaz de captar la presencia de Dios, también escuchando las voces de la naturaleza y del arte, de la poesía, de la literatura [5] y de la música, así como de las ciencias humanas [6]. En el riguroso compromiso del estudio teológico, sepan también escuchar con mente y corazón abiertos las voces de la cultura, como los recientes desafíos de la inteligencia artificial y los de las redes sociales [7]. Sobre todo, como hacía Jesús, sepan escuchar el grito, a menudo silencioso, de los pequeños, de los pobres y de los oprimidos y de tantos, sobre todo jóvenes, que buscan un sentido a su vida. (…)

Si cuidarán su corazón, con momentos diarios de silencio, meditación y oración, podrán aprender el arte del discernimiento. También esto es un trabajo importante: aprender a discernir. Cuando somos jóvenes, llevamos dentro muchos deseos, muchos sueños y ambiciones. El corazón a menudo está abarrotado y sucede que nos sentimos confundidos. En cambio, siguiendo el modelo de la Virgen María, nuestra interioridad debe ser capaz de custodiar y meditar. Capaz de synballein, como escribe el evangelista Lucas (2,19.51): juntar los fragmentos [8]. Guárdense de la superficialidad y junten los fragmentos de la vida en la oración y la meditación, preguntándose: ¿qué me enseña lo que estoy viviendo? ¿Qué me dice a mi camino? ¿Hacia dónde me está guiando el Señor? (…)

Queridísimos, tengan un corazón manso y humilde como el de Jesús (cf. Mt 11,29).

(…)  En un mundo en el que a menudo hay ingratitud y sed de poder, en el que a veces parece prevalecer la lógica del descarte, ustedes están llamados a dar testimonio de la gratitud y la gratuidad de Cristo, del júbilo y la alegría, de la ternura y la misericordia de su Corazón. Practicar el estilo de acogida y cercanía, de servicio generoso y desinteresado, dejando que el Espíritu Santo «unja» su humanidad incluso antes de la ordenación. (…)

 

Queridos seminaristas, la sabiduría de la Madre Iglesia, asistida por el Espíritu Santo, busca siempre, a lo largo del tiempo, los medios más adecuados para la formación de los ministros ordenados, según las necesidades de los lugares. En este compromiso, ¿cuál es su tarea? Es la de no rebajar nunca sus exigencias, no conformarse, no ser meros receptores pasivos, sino apasionarse por la vida sacerdotal, viviendo el presente y mirando al futuro con corazón profético. (…)

(de la Meditación del Santo Padre Leon XIV a losparticipantes en el Jubileo de los Seminaristas, Basílica de San Pedro, Altarde la Cátedra, 24 de junio 2025)

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