Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

viernes, 11 de julio de 2025

Joseph Ratzinger – Papa Benedicto XVI - El coraje de la fidelidad (1 de 2)

 




En su primera audiencia general del 27 de Abril de2005, S.S. Benedicto XVI explicó la razón del nombre de “Benedicto” que eligió al ser nombrado Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia Universal: He querido llamarme Benedicto XVI para vincularme idealmente al venerado Pontífice Benedicto XV, que guió a la Iglesia en un período agitado a causa de la primera guerra mundial.

Fue intrépido y auténtico profeta de paz, y trabajó con gran valentía primero para evitar el drama de la guerra y, después, para limitar sus consecuencias nefastas. Como él, deseo poner mi ministerio al servicio de la reconciliación y la armonía entre los hombres y los pueblos, profundamente convencido de que el gran bien de la paz es ante todo don de Dios, don —por desgracia— frágil y precioso que es preciso invocar, conservar y construir día a día con la aportación de todos.

El nombre Benedicto evoca, además, la extraordinaria figura del gran "patriarca del monacato occidental", san Benito de Nursia, copatrono de Europa juntamente con san Cirilo y san Metodio, y las santas Brígida de Suecia, Catalina de Siena y Edith Stein. La progresiva expansión de la orden benedictina, por él fundada, ejerció un influjo inmenso en la difusión del cristianismo en todo el continente. Por eso, san Benito es también muy venerado en Alemania y, particularmente, en Baviera, mi tierra de origen; constituye un punto de referencia fundamental para la unidad de Europa y un fuerte recuerdo de las irrenunciables raíces cristianas de su cultura y de su civilización.

De este padre del monacato occidental conocemos la recomendación que hizo a los monjes en su Regla:  "No antepongáis absolutamente nada a Cristo" (Regla 72, 11; cf. 4, 21). Al inicio de mi servicio como Sucesor de Pedro pido a san Benito que nos ayude a mantener firmemente a Cristo en el centro de nuestra existencia. Que él ocupe siempre el primer lugar en nuestros pensamientos y en todas nuestras actividades.”

Muchos Cardenales decian que fue su homilía en el entierro del Papa, y la manera en la que él se manejó los días siguientes, lo que los convenció de que él sería el mejor candidato para ser el próximo Papa. Todos sabíamos que él era el amigo más íntimo de Juan Pablo II en la Curia, el más inteligente de todos los Cardenales, y ciertamente uno de los más santos. Incluso antes del entierro, nadie le hubiera dado oportunidad alguna al Cardenal Ratzinger para el Papado, teniendo en mente lo que los medios de comunicación seculares dijeron sobre él, "Él es demasiado viejo, demasiado conservador, demasiado polémico (detestado por los liberales)," etc.

Pero el milagro sucedió: Dentro de las 24 horas después del inicio del Cónclave, el Cardenal Joseph Ratzinger consiguió de los 115 Cardenales electores, por encima de los 77 votos necesarios en la cuarta papeleta de voto, (unas dos-terceras partes de la mayoría) para ser el próximo Soberano Pontífice. (Según la Revista Time, en el cuarto voto, Ratzinger había ganado 95 de los 115 votos.) Como Eggy Noonan del Periódico Wall Street escribió: "Era imposible. Pero sucedió. Nadie realmente estaba considerando al Cardenal Ratzinger, hasta esa Misa (funeral).  Se decia “para aquéllos que están siguiendo la canonización de Juan Pablo II, por favor noten: su primer milagro es Benedicto XVI." El Cardenal Meisner de Colonia dijo: "Yo he conocido al Papa (Ratzinger) durante 35 años; él tiene la inteligencia de 12 profesores y es tan pío como un niño en el día de su Primera Comunión, y nosotros somos amigos. Cuando miré que a los 78 años, una edad cuando otros están jubilados, él debía encargarse de semejante gran misión, y lo hizo así con tal deleite e inteligencia, yo fui agobiado interiormente, y las lágrimas fluyeron."

 

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