Continuando con sus peregrinaciones espirituales a los Santuarios marianos del mundo - durante el Año Mariano 1987-1988 - en el Ángelus del 21 de febrero de 1988 el Santo Padre Juan Pablo II se arrodillaba “a los pies de "Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción Aparecida, Reina y Patrona de Brasil” y resumía brevemente la historia de la devoción.
Asi decía el beato Juan Pablo II:
"La devoción de la Virgen Aparecida está arraigada desde hace mucho en el corazón de los brasileños. Los orígenes del santuario se remontan a los tiempos en los que tres pescadores encontraron una pequeña estatua de la Virgen, de color oscuro y con el rostro sonriente, que vieron emerger de las aguas, atrapada en las redes, con las cuales pudieron luego recoger una pesca muy abundante. Los tres reconocieron en el suceso un signo de la protección especial de la Virgen. Desde ese día la Virgen Aparecida está constantemente presente en los corazones, en las familias, en la Iglesia y en la historia del pueblo brasileño, como Madre "Aparecida", esto es, donada por Dios.
Más de cinco millones de peregrinos van cada año a manifestar su amor a la Virgen Aparecida. Miran a su Madre como hijos, y ven en sus manos recogidas en oración la actitud de Aquella que adora, que cree, que espera, que ama, que está totalmente disponible a la voluntad divina y dispuesta a servir a todo el que se dirige a Ella; ven en su sonrisa la alegría de quien vive con Dios, la felicidad de quien se hace esclava y acepta llevar con Cristo el peso de cada día; ven en Ella la bondad de un corazón que se abre a sus sufrimientos y a sus esperanzas, que tiene compasión por los pecadores y los llama a la conversión; ven, finalmente, en Ella a la medianera que intercede por el bien de sus hijos, reavivando su fe y caridad.”
Y terminaba su peregrinación deseando que los “brasileños de hoy, como los de ayer, encuentren en la devoción a la Virgen Aparecida el estimulo y la ayuda para llevar una vida de coherencia cristiana adhiriéndose a la Palabra de Dios y sirviendo a los hermanos”
Más de cinco millones de peregrinos van cada año a manifestar su amor a la Virgen Aparecida. Miran a su Madre como hijos, y ven en sus manos recogidas en oración la actitud de Aquella que adora, que cree, que espera, que ama, que está totalmente disponible a la voluntad divina y dispuesta a servir a todo el que se dirige a Ella; ven en su sonrisa la alegría de quien vive con Dios, la felicidad de quien se hace esclava y acepta llevar con Cristo el peso de cada día; ven en Ella la bondad de un corazón que se abre a sus sufrimientos y a sus esperanzas, que tiene compasión por los pecadores y los llama a la conversión; ven, finalmente, en Ella a la medianera que intercede por el bien de sus hijos, reavivando su fe y caridad.”
Y terminaba su peregrinación deseando que los “brasileños de hoy, como los de ayer, encuentren en la devoción a la Virgen Aparecida el estimulo y la ayuda para llevar una vida de coherencia cristiana adhiriéndose a la Palabra de Dios y sirviendo a los hermanos”
Coincidiendo con la 3er peregrinación Nacional de Jóvenes del 14-15 de noviembre 2011 el Santuario de Aparecida acogerá este fin de semana los símbolos máximos de las JMJ : la Cruz de las JMJ y el Icono de María, traídos en procesión desde Guaratinguetá (SP) simbolos que se encuentran peregrinando por Brasil - sede de las próximas JMJ 2013 .
No hay comentarios:
Publicar un comentario