“El Evangelio de este domingo nos recuerda la parábola del sembrador. Primeramente
Cristo anuncia esta parábola a la multitud concentrada a la orilla del lago y
luego la explica a sus discípulos.
La Palabra de Dios es semejante a la semilla que el sembrador esparce
para que produzca frutos en las almas de los hombres.
El profeta Isaías ha preparado ampliamente el terreno para comprender
la parábola evangélica. He aquí lo que leemos en la liturgia de hoy: "Como
bajan la lluvia y la nieve desde el cielo, y no vuelven allá sino después
de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé
semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi
boca; no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi
encargo (Is 55, 10-11); así habla el Señor.
Deseamos, con esta plegaria, venerar la Palabra de Dios operante en el
alma de María de Nazaret.
Queremos honrar a María, en la cual se ha cumplido del modo más perfecto la
parábola evangélica, al igual que la profecía de Isaías. ¡La palabra de Dios
sembrada en el corazón de María ha producido los más bellos frutos!
Al mismo tiempo, deseamos orar a fin de que la Palabra de Dios produzca
sus frutos también en nuestros corazones de acuerdo con la parábola de
Cristo. Y a fin de que no vuelva "vacía".
Oremos para que el poder salvífico de la Palabra de Dios sea
generosamente acogido en las almas de los hombres. Oremos para que haya
buena cosecha sobrenatural en los corazones.”
1 comentario:
Hacer de nuestra vida una tierra buena dónde ÉL pueda sembrar, y sus fruto se reflejen nosotros, gracias.
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