Ceferino Jimenez Malla fue hijo de ese pueblosin fronteras,
de unos 10 a 12
millones de personas que viven diseminadas por el mundo. La mayoria de ellos
vive en Europa, principalmente en Rumania (2 millones, España (650.000)
Eslovaquia, Bulgaria, Hungrìa, Grecia, Francia….se los llama romos, romaníes,
zíngaros y algunos autores hablan de ellos tambien como los Sinti y los Calós.
Existen ademas otros grupos denominados segun los oficios a los que se
dedicaban o las zonas en las que vivian: kalderas, manuches, etc.
Todos tienen una bandera en comun que consta de
: dos franjas horizontales: de color azul, en la
parte superior, que representa el cielo; y de color verde, en la parte
inferior, que representa el campo. En el medio de las franjas se incluye la
rueda de carro, que simboliza la libertad del pueblo gitano, repartido por todo
el mundo. Su
lengua es de origen indoeuropeo (con gramática y sintaxis propia) utilizada por
roma/gitanos de todo el mundo, con algunas variantes locales. Habitualmente, se
habla del 'romanó' como idioma (en masculino) o la lengua 'romaní' (en
femenino), pero también es frecuente la utilización del término castellanizado
de 'romanés'.
A ese pueblo Gitano pertenecía Ceferino, hombre singular, conocido familiarmente como «el Pelé», generoso y acogedor con los pobres, aun
siendo él mismo pobre; honesto en su actividad; fiel a su pueblo y a su raza
calé; dotado de una inteligencia natural extraordinaria y del don de consejo.
Fue, sobre todo, un hombre de
profundas creencias religiosas. Pertenecía a la Tercera Orden Franciscana y a
otras asociaciones católicas (los Jueves Eucarísticos, de la Adoración
nocturna). “El Pelé” había nacido de calós
(gitanos) católicos que vagaban por Cataluña y Aragón. Jamás fue a la escuela y permaneció
analfabeto. De niño había sido muy pobre y pedía limosna. Fue nómada durante
algunos años pero luego se convirtió en un experto comerciante de caballos,
mulas y burros. Se estableció en Barbastro, vivió en el “barrio de los gitanos”
y supo hacerse estimar por todo tipo de gente.
Entre los suyos era el “pacificador”. Vivía según la ley gitana: con
fuerza, pero en la justicia. A los dieciocho años se casó con Teresa, también
ella de calós. En su viudez durante 14 años rezó todas las tardes el rosario
por su mujer … Nunca faltaba a las procesiones, llevaba la comunión a los
enfermos graves, y todos los lunes de Pascua salía en peregrinación al santuario
mariano del Pueyo. Era un comerciante “honesto al máximo”. Amaba a los niños
(no había tenido hijos, pero con su mujer habían adoptado una sobrina) los
trataba con ternura y seriedad, como si fuesen grandes y era el catequista de
los pequeños. “Todo lo que hacía Pelé lo hacía con amor, sembraba amor por
todas partes” decía la gente. De gran corazón para los necesitados, acogía en
su casa a los mendigos y les daba alimentos, vestidos y alguna moneda. Visitaba
a los ancianos en el hospital y rezaba con ellos el rosario. Tenía especial devoción a la Madre de Dios,
Maria. Siempre llevaba consigo el rosario. El rosario fue en realidad el motivo
de su arresto y fusilamiento. Le habían
advertido que lo dejase de lado, pero el permaneció fiel a su devoción. En 1936 cuando ya había comenzado la guerra
civil en España el sábado 25 de julio Ceferino vió que en la calle maltrataban
a un joven sacerdote e interviene en su defensa. Lo detienen, lo requisan, le
encuentran un rosario y lo arrestan.
Tuvo varias oportunidades de ser liberado bajo condición de renegar de
su fe católica o simplemente escondiendo su rosario. No quiso hacerlo, por eso fue asesinado y
tirado a una fosa común. Sus restos nunca fueron encontrados.
Ceferino Jiménez Malla fue el primer gitano beatificado, (junto a otro
mártir, dos presbíteros y una religiosa)
por el Papa Juan Pablo II en solemne ceremonia el 4 de
mayo de 1997.
De
este gran hombre gitano, primer beatificado de su raza decía el Papa Juan Pablo
II en su homilía de la Misa de beatificación: “el gitano Ceferino Giménez
Malla, conocido como «el Pelé», murió por la fe en la que había vivido. Su
vida muestra cómo Cristo está presente en los diversos pueblos y razas y que
todos están llamados a la santidad, la cual se alcanza guardando sus
mandamientos y permaneciendo en su amor (cf. Jn 15, 11).
En su discurso durante un encuentro sobre a pastoral a los pueblos nómadasel 1ro de diciembre del año 2001 Juan Pablo II recordaba a aquel hombre santo
con estas palabras: “Los nómadas son pobres en seguridades humanas, obligados
cada día a afrontar la precariedad y la incertidumbre del futuro. Precisamente
por esto profundizan en el sentido de la hospitalidad y de la solidaridad y, a
la vez, se fortalecen en la fe y en la esperanza en la ayuda de Dios.” En su
discurso el Papa confirmaba la importancia de la pastoral, agradecía el servicio que prestaban los
participantes y les deseaba “Que en vuestro apostolado diario os
acompañe el ejemplo y la intercesión del beato Ceferino
Giménez Malla, llamado "el Pelé", a quien tuve la alegría de
elevar al honor de los altares en 1997. Él nos recuerda que siempre debemos
promover la convivencia pacífica entre los pueblos que se diferencian por su
origen étnico y su cultura.”
Con la Constitución Apostólica Pastor Bonus[1], Juan Pablo II
confió al Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes
la tarea de empeñarse para que «en las Iglesias locales se ofrezca una eficaz y
apropiada asistencia espiritual, si es necesario, incluso mediante oportunas
estructuras pastorales, tanto a los prófugos y a los exiliados, como a los
emigrantes, a los nómadas y a la gente del circo». La Iglesia, por
consiguiente, estima que los Gitanos necesitan una pastoral específica
para su evangelización y promoción humana.
El 11 de junio de 2011 el Papa Benedicto XVI
recibió en una audiencia privada a mas de 1300 gitanos de Europa para
conmemorar el 75 aniversario del “mártir del rosario” el beato Ceferino. En su discurso el Papa Benedicto les habla
con palabras llenas de ternura y comprensión hacia su historia y
situación, les confirma que ya “el siervo de Dios Pablo VI dirigió a los
gitanos, en 1965, estas inolvidables palabras: «Vosotros en la Iglesia no
estáis al margen, sino que, de alguna manera, estáis en el centro. Vosotros
estáis en el corazón de la Iglesia» y agrega “ También yo hoy repito con
afecto: ¡Estáis en la Iglesia! Sois una porción amada del pueblo de Dios
peregrino y nos recordáis que «aquí no tenemos ciudad permanente, sino que
andamos en busca de la futura» (Hb 13, 14).”
El Pontificio Consejo para la
pastoral de migrantes e itinerantes cuenta con un sector especial dedicado alos nómadas. En el año 2005, ya bajo el pontificado del
Papa Benedicto XVI, dio a conocer las
Orientaciones para una pastoral de los gitanos.
La Conferencia Episcopal Española mantiene una
Comisiòn Episcopal de Migraciones con una pastoral de la
"movilidad" y se “ocupa del estudio y de la aplicación de la pastoral
para "la gente en movimiento", población que carece de domicilio fijo
permanente, y también para las personas que viven en condiciones análogas.”
Fuentes: las citadas y el artìculo Ceferino Jiménez Malla, el primer Gitano beatificado
de Sor Alexandra Halina Pander del Pontificio Consejo para la Pastoral de
Emigrantes e Itinerantes, publicado en el Boletin mensual Totus Tuus Nro 10,
año 3 de la Postulación de la Causa del ahora San Juan Pablo II.
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