(de mi Diario de viaje 28 de abril/ 7 de mayo 2011)
Recordamos hoy con profunda
emocion la ceremonia de beatificacion de Juan Pablo II, vivencia inolvidable y republico
aquí solo una parte de mis Memorias. Quien desee leerlas completas invito eneste enlace.
Las nubes amenazadoras y la llovizna intermitente no lograron aguar – y fueron casi ignoradas aunque todos llevábamos en nuestras mochilas pilotines y paraguas ;) - el gozo del sábado que no solo tenia sabor a fiesta eclesial sino algo quizás más intimo, propio y particular de cada uno de los que de lejos o de cerca se habían llegado para celebrar y vivenciar allí, in situ, en la cuna de la Iglesia, la beatificación de Juan Pablo II. El día recordaba por momentos las noches del verano polar, esa media penumbra que antecede a un día brillante. Un día en este caso por cierto particular, tan esperado y ansiado desde aquellos gritos y pancartas de “Santo subito”, “Santo ya”, un día para el cual gentes de todas las edades venidas de los cuatro puntos cardinales, hablando los mas diversos idiomas, comenzaban a concentrarse en torno a la Plaza San Pedro que - si bien esta con trabajos de restauración - no nos privo de sentirnos abrazados por la belleza de las columnatas de Bernini engalanadas en la parte derecha con imágenes representando momentos especiales de los años de pontificado del querido papa polaco, a punto de ser declarado beato. La gigantografía colocada a la izquierda de este “timonel de la Iglesia” que nos mostraba un Papa aferrado a su “báculo de servicio” en Cristo, heredado de su amigo el Papa Pablo VI, su mirada clavada a lo lejos y un mechón juguetón sobre la frente, el sábado ya había sido cubierta quizás para no “desviar” las miradas el domingo cuando fuese desvelada la otra imagen del polaco Grzegorz Gałącka elegida para la Ceremonia de beatificación. La leyenda Spalancate le porte a Cristo (Abrid de par en par las puertas a risto) guía y lema de todo un pontificado, se presentaba como recordatorio y lema de las Jornadas por vivir. Allí en la “fontana” izquierda nos encontrábamos con Myriam y su madre. Una alegría volver a vernos y conocer a su mama. Nos pusimos un poco al día, hablamos brevemente sobre los días por venir, pasamos por la querida Iglesia carmelitana Santa Maria in Traspontina, de preciosos e increíbles recuerdos, que ya estaba cerrada hasta las 16.00 (volveriamos mas tarde) pero en la pequeña capilla lateral habían preparado un homenaje con fotografías y recuerdos del nuevo beato.
Las nubes amenazadoras y la llovizna intermitente no lograron aguar – y fueron casi ignoradas aunque todos llevábamos en nuestras mochilas pilotines y paraguas ;) - el gozo del sábado que no solo tenia sabor a fiesta eclesial sino algo quizás más intimo, propio y particular de cada uno de los que de lejos o de cerca se habían llegado para celebrar y vivenciar allí, in situ, en la cuna de la Iglesia, la beatificación de Juan Pablo II. El día recordaba por momentos las noches del verano polar, esa media penumbra que antecede a un día brillante. Un día en este caso por cierto particular, tan esperado y ansiado desde aquellos gritos y pancartas de “Santo subito”, “Santo ya”, un día para el cual gentes de todas las edades venidas de los cuatro puntos cardinales, hablando los mas diversos idiomas, comenzaban a concentrarse en torno a la Plaza San Pedro que - si bien esta con trabajos de restauración - no nos privo de sentirnos abrazados por la belleza de las columnatas de Bernini engalanadas en la parte derecha con imágenes representando momentos especiales de los años de pontificado del querido papa polaco, a punto de ser declarado beato. La gigantografía colocada a la izquierda de este “timonel de la Iglesia” que nos mostraba un Papa aferrado a su “báculo de servicio” en Cristo, heredado de su amigo el Papa Pablo VI, su mirada clavada a lo lejos y un mechón juguetón sobre la frente, el sábado ya había sido cubierta quizás para no “desviar” las miradas el domingo cuando fuese desvelada la otra imagen del polaco Grzegorz Gałącka elegida para la Ceremonia de beatificación. La leyenda Spalancate le porte a Cristo (Abrid de par en par las puertas a risto) guía y lema de todo un pontificado, se presentaba como recordatorio y lema de las Jornadas por vivir. Allí en la “fontana” izquierda nos encontrábamos con Myriam y su madre. Una alegría volver a vernos y conocer a su mama. Nos pusimos un poco al día, hablamos brevemente sobre los días por venir, pasamos por la querida Iglesia carmelitana Santa Maria in Traspontina, de preciosos e increíbles recuerdos, que ya estaba cerrada hasta las 16.00 (volveriamos mas tarde) pero en la pequeña capilla lateral habían preparado un homenaje con fotografías y recuerdos del nuevo beato.
Después de almorzar nos separamos y
quedamos en encontrarnos en la
Iglesia del Espíritu Santo en Sassia, Centro de la Divina Misericordia
en Roma,
templo que estos días esta tan de
fiesta como la Basílica
San Pedro misma.Se suceden las Misas en polaco, una tras
otra, a Iglesia llena y para la hora de la Coronilla, no cabe un alfiler. Es que se trata de
un día tan particular como la
Vigilia de la beatificación – precisamente el Domingo de la Misericordia - del
Papa que traía la devoción de su querida Polonia, que el 30 de noviembre de
1980 nos regalo su segunda encíclica
Dives in misericordia sobre la Misericordia Divina,
canonizo
a la beata Faustina Kowalska el 30 de abril del 2000 Y el
17 de agosto del 2002 en su último viaje a su patria, en su consagración
del nuevo Santuario de la Misericordia Divina, en la “capital de la Divina Misericordia,
Cracovia,” al mismo tiempo consagró “solemnemente al mundo a la Misericordia Divina”.
“Y tú, Faustina, don de Dios a nuestro tiempo, don de
la tierra de Polonia a toda la
Iglesia, concédenos percibir la profundidad de la
misericordia divina, ayúdanos a experimentarla en nuestra vida y a
testimoniarla a nuestros hermanos. Que tu mensaje de luz y esperanza se difunda
por todo el mundo, mueva a los pecadores a la conversión, elimine las
rivalidades y los odios, y abra a los hombres y las naciones a la práctica de
la fraternidad. Hoy, nosotros, fijando, juntamente contigo, nuestra mirada en
el rostro de Cristo resucitado, hacemos nuestra tu oración de abandono confiado
y decimos con firme esperanza: "Cristo, Jesús, en ti confío".
Fue su voluntad
también que la Iglesia del
Espíritu Santo en Sassia sea dedicada a la difusión del culto a la Misericordia divina,
decisión que fuera dada a conocer por el Vicario de Santo Padre par la
diócesis de Roma, el cardenal Camilo Ruini, quien instituyó el 1 de enero de
1994 la Iglesia
del Espíritu Santo en Sassia como primer centro oficial de espiritualidad de la Misericordia divina
en Italia con la finalidad de promover el mensaje de la Misericordia divina
transmitido por santa Faustina Kowalska.
El párroco es el sacerdote
Don Jozef Bart, originario de Katowice, Polonia, perteneciente al clero de la
diócesis de Roma. Rector desde el 1 de marzo de 1993, explota de emoción y
entusiasmo cuando habla de la Divina Misericordia. Estoy traduciendo su
impresionante sermón de este día.
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