En este blog hay dos posts donde se menciona la influencia del Cardenal
Sapieha en la vida de Karol Wojtya. Agrego aquí otras dos breves citas
adicionales, una de Norman Davies (que habla del particular espíritu polaco)
y otra de Rocco Buttiglione (específicamente sobre Karol Wojtyla).
Norman
Davies, considerado por los polacos el “historiador oficial” polaco por su
objetividad en analizar la historia de Polonia, dice en uno de los capítulos (pag 311)
de Heart of Europe – The past in the present of Poland
“Completada
la 3ra
partición de
Polonia en 1795 y el nombre de Polonia borrado del mapa, los
poderes dominantes sintieron que la historia estaba de su lado. Con el tiempo –
pensaban - los polacos aceptarían su suerte y eventualmente se integrarían a
las demás poblaciones absorbidas. Todas las monarquías del este de Europa eran
estados dinámicos que habían surgido anexándose una amplia selección de pueblos
y provincias conquistados. Tanto Rusia como Austria eran una especie de
jardines zoológicos de nacionalidades y Prusia ya contaba con una larga
tradición de “abrazar” colonizadores e inmigrantes. No existía entonces ninguna
razón especial para que los polacos fuesen más resistentes que los demás. Sin
embargo, lo fueron. “Si no puedes prevenir que tu enemigo te
absorba, al menos puedes prevenir que te digiera” fue una expresión profética
de Jean Jacques Rosseau para Polonia que demostró ser más resistente a esa
digestión que cualquier otro pueblo. La razón se basa en su milenaria historia
cultural.”
Esa
milenaria historia cultural de Polonia también dio pruebas de su fuerza
indestructible, a pesar de innumerables embates durante los dos totalitarismos
durante y después de la 2da Guerra Mundial. Polonia sufrió y luchó, pero
sobrevivió a ambos y no por mera casualidad sino precisamente por esa fuerza
interna cultural y religiosa sabiamente atesorada y férreamente defendida.
Rocco
Buttiglione(*), quien ha analizado con cuidadosa profundidad el
pensamiento de Karol Wojtyla “el hombre que fue Papa” analiza parte de
ese período liderado por la gran figura polaca del Cardenal Adam Stephan
Sapieha y su influencia sobre la persona de Karol Wojtyla, una de las figuras
dominantes de la “resurrección” del pueblo polaco y su liberación del comunismo
cuando éste ya era Obispo de Roma.
Según
Buttiglione “La otra gran figura con la cual se encontró Wojtyla en el mismo
periodo de su vida (**) fue Stephan Sapieha. El Arzobispo Sapieha descendía de
una de las familias polacas más nobles, de príncipes. Su abuelo paterno, el Príncipe
Leon Sapieha, había tomado parte en la revuelta contra los rusos en 1830. Su
padre, Adam Sapieeha, participó en la de 1863; posteriormente fue representante
del Gobierno en Paris y en Londres, defendiendo la autonomía de Galicia, y
trabajó en la Cámara Alta del Parlamento de Viena. (15)
Adam
Stephan Sapieha fue un hombre de extraordinaria energía y valentía personal.
Durante la dictadura de Pilsudski no dudo en oponerse al dictador, y fue
considerado héroe nacional por defenderse contra la latinización de las
minorías uniatas que
utilizaban el rito greco-ortodoxo; se les quería imponer la latinización a la
fuerza por razones políticas. Después de la invasión nazi, a pesar del
estricto control alemán de las comunicaciones oficiales Sapieha intentó advertir
al Vaticano en dos oportunidades sobre los planes nazis en exterminar a los
patriotas polacos y a la minoría judía. En 1940 le pidió al Prof. Bochenski,
profesor de filosofía en la Universidad Católica de Friburgo y ciudadano suizo,
memorizar un mensaje que contenía detalles atroces de los crímenes
cometidos por el ejército ocupador. Un segundo intento fue por intermedio
de un capellán italiano en febrero de 1942, que tampoco tuvo éxito. El
Vaticano no supo interpretar la importancia del mensaje, o quizás nada podía
hacer para intervenir.
Mientras
tanto, Sapieha fue el líder de la resistencia moral de la nación contra los
nazis, y comprometió todos los recursos diocesanos además de los suyos propios
para ayudar a los perseguidos y apoyar la lucha armada, pero más importante aun
la resistencia cultural reforzada por un “trabajo orgánico”. En cuanto al
entorno cultural, Sapieha sostenía que era significativa la importancia de la
preparación de una nueva generación de sacerdotes. Fue por eso que no
obstante sus innumerables compromisos se ocupó directa y personalmente del
seminario clandestino. En los días decisivos cuando los alemanas durante su
esfuerzo de abandonar Cracovia, convocaron a todos los hombres que podían
servirles, el congregó a todos los seminaristas en la casa del Arzobispado para
que no fueran alcanzados por el llamado. Fue así que después de dos años de
aprendizaje teológico, durante el escaso tiempo libre paralelamente al duro
trabajo en los talleres, Wojtyla pudo comenzar un curso normal de estudios de
teología. El rector del seminario clandestino era el Reverendo Jan
Piwowarczyk. Pero Wojtyla fue confiado al cuidado del Rev. Kazimierz Klosaka,
un estudiante de filosofía natural. Klosaka le hizo leer su primer trabajo sobre
metafísica, Ontologia czyli Metafizyka,
un tratado de Kzimierz Wais. Esta obra, que refleja la influencia del Tomismo
trascendental, - la escuela de Lovaina que intentaba reconciliar Kant y
Santo Tomas, que sigue siendo muy apreciada por los estudiantes polacos,
mayormente por las casi insuperables dificultades que presenta.
Después
que los comunistas tomaron el poder, Sapieha se dio cuenta de inmediato que la
cultura sería el frente de batalla decisivo. Esta característica del
catolicismo polaco la distingue de otras iglesias nacionales. Desde un
comienzo, los obispos polacos, decidieron no hacer ningún tipo de peticiones
por su cuenta contra el régimen que violaba los antiguos derechos, garantizados
por tradición y confirmados en el Concordato de 1925. Eligieron en cambio
tomar una posición de apoyo de los derechos humanos y nacionales fundamentales,
renunciando a todo reclamo particular que indicase algún tipo de diferencias,
sin marcar contradistinciones entre derechos humanos y derechos
religiosos, entre la inspiración de la nación y la de la Iglesia. El tiempo
probaría que este programa, inicialmente criticado como minimalista, resultaría
más que eficaz.
En
marzo de 1945 Sapieha creó un semanario titulado Tygodnik
Powszechy y confio su dirección a Jerzy Turowicz, quien con el
tiempo resulto ser un líder emblemático de la cultura polaca. Un año más tarde se publica en Cracovia
una revista mensual Znak, cuyo lanzamiento también es iniciado por Sapieha.
Cuando
Wojtyla regresó de Roma a Cracovia le fue asignada la tarea pastoral en
San Florian, pero el cardenal Sapieha no tardó en decidir que debía continuar
sus estudios académicos para lograr un segundo doctorado. A pesar de la expresa
preferencia del joven sacerdote de continuar con su trabajo pastoral, el
cardenal fue terminante y Wojtyla debió dedicarse a obtener el doctorado en
filosofía.”
(*)
Rocco Buttiglione: Karol Wojtyla: The Thought of the Man Who Became Pope John
Paul II, William Eerdmans Publishing Co.
(**)
La otra fue Jan Tyranowski (ver posts etiquetados Tyranowski)
(15) Cracovia, ciudad autónoma entre 1815 y 1846 cuando fue ocupada por los austriacos, ha ocupado un lugar especial en la historia polaca del siglo 19. Solo los austriacos, entre los que ocuparon Polonia, eran católicos y no perseguían a la Iglesia. El imperio de la Casa de Habsburgo además era un imperio multinacional y relativamente tolerante a las diversas culturas que convivían bajo su mando. Cracovia se convirtió en un punto de refugio de la cultura nacional polaca dándole origen al utópico sueño de una transformación constitucional del imperio austro-húngaro en una triple monarquía: Austria, húngara y eslavo-polaca. El ambiente cultural explica las buenas relaciones entre las familias de grandes patriotas tales como los Sapieha y Austria-Hungria.
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