Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

sábado, 9 de abril de 2022

Domingo de Ramos y la Pasion del Señor

 




“Benedictus, qui venit in nomine Domini... Bendito el que viene en nombre del Señor”


 

“Los ritos del domingo de Ramos reflejan el júbilo del pueblo que espera al Mesías, pero, al mismo tiempo, se caracterizan como liturgia "de pasión" en sentido pleno. En efecto, nos abren la perspectiva del drama ya inminente, que acabamos de revivir en la narración del evangelista san Marcos. También las otras lecturas nos introducen en el misterio de la pasión y muerte del Señor. Las palabras del profeta Isaías, a quien algunos consideran casi como un evangelista de la antigua Alianza, nos presentan la imagen de un condenado flagelado y abofeteado (cf. Is 50, 6). El estribillo del Salmo responsorial: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?", nos permite contemplar la agonía de Jesús en la cruz (cf. Mc 15, 34).


Sin embargo, el apóstol san Pablo, en la segunda lectura, nos introduce en el análisis más profundo del misterio pascual: Jesús, "a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz" (Flp 2, 6-8). En la austera liturgia del Viernes santo volveremos a escuchar estas palabras, que prosiguen así: "Por eso Dios lo exaltó sobre todo, y le concedió el nombre que está sobre todo nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en el abismo, y toda lengua proclame: ¡Jesucristo es Señor!, para gloria de Dios Padre" (Flp 2, 9-11).


La humillación y la exaltación: esta es la clave para comprender el misterio pascual; ésta es la clave para penetrar en la admirable economía de Dios, que se realiza en los acontecimientos de la Pascua”

 En la liturgia del domingo de Ramos comenzando el nuevo milenio no podian faltar los jóvenes. El domingo de Ramos se había convertido a partir de 1984, en la fiesta anual de los jóvenes, quienes a partir de aquella primera jornadacomenzada en Roma, siguieron peregrinando a lo largo y ancho del mundo acompañados por un Pastor incansable, padre amable, defensor de la verdad y la justicia, amigo de todos, en especial de aquellos que más sufren en el cuerpo y en el alma.  

Aquí en la Argentina no olvidaremos nunca las inolvidables Jornadas de 1987 cuando el Santo Padre Juan Pablo II el Domingo 12 de abril clausuraba la JMJ con la celebración de la Misa del Domingo de Ramos en la avenida 9 de Julio, ante el altar de la auténtica imagen de la Virgen de Lujan, que el dia anterior los jóvenes habian traído en procesión. Era, además, la primera vez en la historia moderna del papado, que el Santo Padre no celebraba la fiesta de Ramos en Roma.

 

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