Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

jueves, 14 de abril de 2022

Jueves Santo: el umbral del triduo sacro

 Antes de celebrar los misterios centrales de la salvación, cada comunidad diocesana se reúne esta mañana en torno a su pastor para la bendición de los santos óleos, que son instrumentos de la salvación en los diversos sacramentos: bautismo, confirmación, orden sagrado y unción de los enfermos. La eficacia de estos signos de la gracia divina deriva del misterio pascual, de la muerte y resurrección de Cristo. Por eso la Iglesia sitúa este rito en el umbral del Triduo sacro, en el día en que, con el supremo acto sacerdotal, el Hijo de Dios hecho hombre se ofreció al Padre como rescate por toda la humanidad.

“Ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes". Entendemos esta expresión en dos niveles. El primero, como recuerda también el concilio Vaticano II, con referencia a todos los bautizados, que "son consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo para que ofrezcan, a través de las obras propias del cristiano, sacrificios espirituales" (Lumen gentium, 10). Todo cristiano es sacerdote. Se trata aquí del sacerdocio llamado "común", que compromete a los bautizados a vivir su oblación a Dios mediante la participación en la Eucaristía y en los sacramentos, en el testimonio de una vida santa, en la abnegación y en la caridad activa (cf. ib.).


 Imagende Wikimedia Commons:  Bloch El Sermón dela Montaña


En otro nivel, la afirmación de que Dios "ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes" se refiere a los sacerdotes ordenados como ministros, es decir, llamados a formar y dirigir al pueblo sacerdotal, y a ofrecer en su nombre el sacrificio eucarístico a Dios en la persona de Cristo (cf. ib.). Así, la misa "Crismal" hace memoria solemne del único sacerdocio de Cristo y expresa la vocación sacerdotal de la Iglesia, en particular del obispo y de los presbíteros unidos a él. Nos lo recuerda el Prefacio:  Cristo "no sólo confiere el honor del sacerdocio real a todo su pueblo santo, sino también, con amor de hermano, ha elegido a hombres de este pueblo, para que, por la imposición de las manos, participen de su sagrada misión" (Prefacio IV de la Pasión del Señor)





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