Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

martes, 5 de abril de 2022

La vocacion del Papa Benedicto XVI

 


Por lo que a mí se refiere, crecí en un mundo muy diferente del actual, pero, en definitiva, las situaciones son semejantes. Por una parte, existía aún la situación de “cristiandad”, en la que era normal ir a la iglesia y aceptar la fe como la revelación de Dios y tratar de vivir según la revelación, por otra, estaba el régimen nazi, que afirmaba con voz muy fuerte: “En la nueva Alemania no habrá ya sacerdotes, no habrá ya vida consagrada, no necesitamos ya a esta gente. Buscaos otra profesión·” Pero, precisamente al escuchar esas “fuertes” voces, ante la brutalidad de aquel sistema tan inhumano, comprendí que,  por el contrario, había una gran necesidad de sacerdotes.

 

Este contraste, el ver aquella cultura inhumana, me confirmó en la convicción de que el Señor, el Evangelio, la fe, nos indicaban el camino correcto y nosotros debíamos esforzarnos por lograr que sobreviviera ese camino. En esa situación, la vocación al sacerdocio creció casi naturalmente junto conmigo y sin grandes acontecimientos de conversión.

 

Además, en este camino me ayudaron dos cosas: ya desde mi adolescencia, con la ayuda de mis padres y del párroco, descubrí la belleza de la liturgia y siempre la he amado, porque sentía que en ella se nos presenta la belleza divina y se abre ante nosotros el cielo.  EL segundo elemento fue el descubrimiento de la belleza del conocer, el conocer a Dios, la sagrada Escritura, gracias a la cual es posible introducirse en la gran aventura del dialogo con Dios que es la teología. Así, fue una alegría entrar en este trabajo milenario de la teología, en esta celebración de la liturgia, en la que Dios esta con nosotros y hace fiesta juntamente con nosotros. Como es natural, no faltaron dificultades.

 

Me preguntaba si tenia realmente la capacidad de vivir durante toda mi vida el celibato. Al ser un hombre de formación teórica y no práctica, sabía también que no basta amar la teología para ser un buen sacerdote, sino que es necesario estar siempre disponible con respecto a los jóvenes, a los ancianos, a los enfermos, a los pobres, es necesario ser sencillo con los sencillos. La teología es hermosa, pero también es necesaria la sencillez de la palabra y de la vida cristiana. Así pues, me preguntaba: ¿seré capaz de vivir todo esto y no ser unilateral, solo un teólogo?  Pero el Señor me ayudo; y me ayudo, sobre todo, la compañía de los amigos, de buenos sacerdotes y maestros. Volviendo a la pregunta, pienso que es importante estar atentos a los gestos del Señor en nuestro camino. El nos habla a través de acontecimientos, a través de personas, a través de encuentros; y es preciso estar atentos a todo esto. Luego, segundo punto, entrar realmente en amistad con Jesus, en una relación personal con Él, no debemos limitarnos a saber quién es Jesus a través de los demás o de los libros, sino que debemos vivir una relación cada vez más profunda de amistad personal con él, en la que podemos comenzar a descubrir lo que él nos pide. Luego, debo prestar atención a lo que soy, a mis posibilidades por una parte, valentía, y por otra, humildad, confianza y apertura, también con la ayuda de los amigos, de la autoridad de la Iglesia y también de los sacerdotes, de las familias.  ¿Qué quiere el Seño de mi? Ciertamente, eso sigue siendo siempre una gran aventura, pero sólo podemos realizarnos en la vida si tenemos la valentía de afrontar la aventura, la confianza en que el Señor no me dejará solo, en que el Señor me acompañará, me ayudará.

 

(Respuesta del Papa Benedicto XVI a los jóvenes de Roma y de Lacio como preparación para la XXI JMJ, 6 de abril de 2006)

 Publicado en ell Boletín Totus Tuus Nr 5 sept 2006)

 

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