Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

martes, 18 de julio de 2023

El verdadero amor se aprende sobre todo rezando.

 


En una publicación de Totus Tuus (boletín mensual de la Postulación de la Causa de Juan Pablo II) su entonces director (el Boletin dejo de publicarse) Angelo Zema, escribía en el editorial sobre el valor que Karol Wojtyla siempre le dio a la familia:

 Perdió a su madre a los nueve años, al hermano mayor a los 12; cuando tenía 21 perdió también a su padre. Y a pesar de no haber crecido en una familia completa, Karol Wojtyla creyó siempre en la familia, en la gran fuerza del amor humano que es capaz de expresar. Sabemos cuántas veces lo escribió, dijo y comunico con su persona entera, en la constante atención a las familias de todo el mundo.

Me he preguntado siempre sobre esto, que en cierto sentido es un “misterio”, y me y me temo que los psicólogos y otros expertos se encontrarían en dificultad para dar una respuesta adecuada. A este sufrimiento de Wojtyla niño y adolescente, y a su amor por la familia y a la confianza en la familia, no es suficiente acercarse racionalmente, como nos acostumbran las ciencias humanas. Aquí se ve, con claridad, la constante presencia de Otro. La compañía de  un Padre, misericordioso y fiel, y de una Madre, que lo han acompañado toda la vida, desde los primeros años;  y se ve también por otra parte la filial adhesión de Karol al misterio, comenzando por la intensa vida de oración, por la intima confianza con la Familia de Dios.

Nos lo confirman, por si fuera necesario, las palabras del cardenal Stanislaw Dziwisz, por decenios fiel colaborador de Juan Pablo II, en ocasión de la primera sesión del Tribunal de Cracovia (4 de noviembre 2005) para la causa de beatificación y canonización; “El Santo Padre estuvo siempre, desde su infancia hasta el último instante de su vida, de rodillas ante la majestad de Dios. Estar de rodillas ante Dios significa tener conciencia de Su infinita grandeza, y al mismo tiempo de Su cercanía al hombre…. El amor a la oración lo aprendió en la casa paterna y en concreto de su padre cuya vida, después de la muerte prematura de su esposa, se transformó aun mas en una vida de constante oración..”. Cuando el hijo se despertaba por la noche, encontraba a su padre arrodillado, asi como lo encontraba también en la iglesia parroquial (Juan Pablo II Don y misterio)

En la casa paterna y en la parroquia, Kaol Wojtyla cultivó siempre aquella devoción mariana, que, como todos sabemos, lo acompaño hasta el final.

 (…)

Del valor de la oración en familia, Juan Pablo II habló en numerosas ocasiones, en particular en la Carta a las familias   «El “verdadero amor” se aprende – escribió en ese documento – sobre todo rezando. La oración, en efecto, implica siempre una especie de retiro interior con Cristo en Dios… Solamente en un semejante retiro actúa el Espíritu Santo, fuente de verdadero amor» EL cardenal Dziwisz ha subrayado que en el corazón del Pontífice quedaron grabadas profundamente las palabras de San Anselmo: «Os alimento de lo mismo que vivo yo.» Y de oración alimento a todas las familias.  

 (…)

Juan Pablo II alimentó a las familias con su fe eucarística. Ahora desde la casa del Padre, estamos seguros que la nutre con su oración.

Angelo Zema, TotusTuus Nr 4, julio agosto 2006

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