Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

viernes, 21 de julio de 2023

Catequesis y mandato – Juan Pablo II

 


Se nos ha impartido el mandato de « ir y enseñar a todos los pueblos» (Mt 28, 19-20). En el contexto social de hoy podemos realizar esa tarea sobre todo mediante la catequesis. La catequesis debe nacer tanto de la meditación sobre el Evangelio como de la comprensión de las realidades de este mundo. Hay que comprender las experiencias de los hombres y el leguaje con el que se comunican entre si. . Esta es la gran tarea de la Iglesia. En particular, es necesario que los pastores sean generosos en la siembra, aunque luego sean otros quienes recojan el fruto de su fatiga. «Y yo os digo esto: Levantad los ojos y contemplad los campos, que están ya dorados para la siega; el segador está recibiendo su salario y almacenando fruto para la vida eterna: y asi se alegran lo mismo sembrador y segador. Con todo, tiene razón el proverbio “Uno siembra y otro siega”. Yo os envío a segar lo que no habéis sudado. Otros sudaron; vosotros recibiréis el fruto de sus sudores» (Jn4, 35-38).

 

Sabemos que en la catequesis no se pueden usar solo conceptos abstractos. Estos conceptos son necesarios, porque  cuando hablamos de las realidades sobrenaturales no es posible evitar conceptos filosóficos. Sin embargo, para la catequesis lo primero es el hombre y el encuentro con él en los símbolos de la fe. Es siempre amor y responsabilidad, una responsabilidad que nace del amor por aquellos que uno encuentra a lo largo del camino.

 

El Catecismo de la Iglesia católica, que en 1992 me fue presentado para su aprobación, nació de la voluntad de hacer que el lenguaje de la fe fuera más accesible a los hombres de hoy.  Es muy significativa la imagen del Buen Pastor que se puso como «logo» en la portada de las ediciones del Catecismo. Ese logotipo proviene de una lápida sepulcral cristiana del siglo III hallada en las Catacumbas de Domitila. Como indica expresamente, «la figura sugiere algunos aspectos que caracterizan el presente Catecismo: Jesucristo, Buen Pastor, que guía y protege a sus fieles (las ovejas) con su autoridad (el cayado), les atrae con la sinfonía melodiosa de la verdad (la flauta) y les hace reposar a la sombra del “árbol de la vida” (su Cruz redentora que abre las puertas del Paraíso)» (comentario al «logo» en el interior del Catecismo). En la imagen se puede percibir la solicitud del pastor por cada oveja.  Una solicitud llena de paciencia, toda la que haga falta para llegar al hombre individual del modo más apropiado para él. Una que incluye también el don de lenguas, el don de hablar con un lenguaje comprensible para nuestros fieles. Para conseguirlo podemos implorar el Espíritu Santo.

 

(…)

 

Hoy hace falta mucha imaginación para aprender a dialogar sobre la fe y sobre las cuestiones más fundamentales para el hombre. Se necesitan personas que amen y que piensen, porque la imaginación vive del amor y del pensamiento, y ella, a su vez, alimenta nuestros pensamiento y enciendo nuestro amor.

 

(Juan Pablo II: ¡Levantaos! ¡Vamos! p.98/100, Editorial Sudamericana, 2004

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