En mayo de 1987 en el marco de su visita pastoral a Puglia el Santo Padre Juan Pablo II visitó cinco diócesis. La primera etapa de este viaje apostólico fue San Giovanni Rotondo (Foggia), ciudad de más de 20.000 habitantes, donde pasó la mayor parte de su vida y donde murió el 23 de septiembre de 1968 San Pío de Pietrelcina. El Papa había estado ya allí en 1947, siendo estudiante en Roma, y en 1974, siendo cardenal arzobispo de Cracovia.
El 23 de mayo de 1987 por la tarde, en el centenario del nacimiento del padre Pío (nacido el 25 de mayo de 1887 en Pietrelcina) el Papa acudió al Santuario de Santa María de las Gracias y visitó, en la cripta, la tumba del padre Pío, ante la que oró unos momentos. A continuación Juan Pablo II se dirigió al cercano hospital «Casa Alivio del Sufrimiento», obra que inspiró y promovió el padre Pío y que hoy es una gran institución; donde pronunció undiscurso. Y luego concelebró la Santa Misa en le Campo Sportivo Antono Massa
En
el 2006 finalmente pude ir a San Giovanni Rotondo. En tren desde Roma Termini a
Foggia. Hermosa campiña ondulante, entre cerros y montañas, cierto parecido a
la provincia de Cordoba, Argentina, pero mas poblado. Fui hasta tan afortunada
que a mi lado se sentó una monjita muy habladora que me surtió de todo tipo de
información acerca de los lugares por donde ibamos pasando, su gente,
naturaleza e historia de esta region de Puglia, en parte rica, con plantaciones
de todo tipo de productos exportables. Llegamos a la “mesada de la Puglia” que
es Foggia, a las 11.11, pero el ómnibus a San Giovanni habido partido asi que
debi tomar un taxi (50 Euros!) . Finalmente estaba alli ante el convento y la
capilla como en un sueño....
Comenzada
en 1540, consagrada y dedicada a Santa Maria de las Gracias el 5 de julio de
1676, donde el Padre Pio celebró misas desde 1945 a 1959. El Padre Pio, este
extraordinario sacerdote de las estigmas y la increíble bilocación, llegó al
monasterio por primera vez en 1916, un lugar solitario y apartado a 1500 mts de
la ciudad misma, aceptando una invitacion del Padre Provincial que habia notado
como sufria el calor estival. Su nombre quedó asociado al lugar para siempre.
Ya no es posible entrar a la celda misma del Padre Pio que debe verse a traves de un panel vidriado, pero aun asi lo senti muy cerca - qué emoción - recordando las palabras del Santo Padre Juan Pablo II “También yo, durante mi juventud, tuve el privilegio de aprovechar su disponibilidad hacia los penitentes”(canonización 16 06 2002).
Trate
de quedarme todo el tiempo que pude rezando y observando sus pertenencias
modestas, recordando sus palabras "Soy un
pobre fraile que ora", convencido de que "la oración es la mejor arma que tenemos, una llave que abre
el Corazón de Dios". Tomé algunas fotografias y continue
mi peregrinar en esa atmosfera bendecida por corredores y pasillos donde se
exhibe una gran cantidad de reliquias de este increíble, profundo y exigente
santo, prolijamente guardadas y protegidas. Otros momentos especiales de
vivencia profunda: ante la Cruz del Padre Pio y frente a su tumba, observar sus
pertenencias, sus guantes, el confesionario, la silla, su escritorio....
Tambien visite brevemente el primero y el 2do piso de la "Casa de alivio del sufrimiento". Una impresionante y desafiante idea del Padre Pio hecha realidad. El no quiso que esta “catedral de la caridad” se llamase hospital.
Pero wow, quede petrificada cuando entre a la Iglesia Nueva (con una capacidad de 10.000 personas sentadas) una pieza de arte moderno semicircular (como una San Pedro moderna). He visto muchas iglesias y capillas modernas, pero esta verdaderamente me impactó con su cruz artistica de bronce de 2,4 m de altura, 2,2 ancho, obra maestra de Arnaldo Pomodoro (quien admite haberse inspirado el dia de la beatificación del Padre Pio).
El arquitecto de la obra: Renzo Piano. Ya no me quedaba tiempo para el Via Crucis (oficialmente inaugurado en 1971) sobre la ladera del Monte Castellano, y me perdi la procesión. Pero necesitaba alcanzar el tren…. hmmmm no habia ómnibus a Foggia asi que otra vez debi tomarme un taxi. También el viaje de regreso fue interesante y agradable, una joven de Foggia que estudia en Roma, otra que trabaja en Roma y regresa a su casa los fines de semana, una del sur que hace años vive en Roma, elaborando un proyecto de desarrollo para el Sur pero piensa volver a sus pagos. Todas “emigrantes” en su propio pais, con sus problemas y preocupaciones. Volví tarde a Roma cansadísima pero espiritualmente satisfecha de haber cumplido uno de mis sueños pendientes y haber visitado a uno de los amigos de Juan Pablo II aun antes que fuese Papa.
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