Los esfuerzos del padre Sopoćko aunque parecieran sin sentido – iban pasando los años y la tan esperada aprobación del culto por parte de las autoridades eclesiásticas no aparecía – continuaban motivándolo para seguir cumpliendo su rol. Mientras tanto el culto a la Divina Misericordia se difundía cada vez más entre los fieles. En 1965 se inició el proceso de beatificación de sor Faustina. Paralelamente, los teólogos comenzaron a interesarse por la Divina Misericordia. Por los años ´60 y ’70 se organizaron importantes conferencias dedicadas a esta verdad por todo el país.
Todo ello agregaba entusiasmo al espíritu del padre
Sopoćko, por más que – debido a su edad – fuesen flaqueando sus
fuerzas físicas. Fiel a su misión vital, se dedicó hasta el fin de sus días con todas
sus fuerzas a la causa asumiendo iniciativas adicionales en los años ’70 a
pesar de su edad avanzada. En 1971 presentó a los obispos un trabajo titulado: El Espíritu de la liturgia del II Domingo de
Pascua, donde demostraba, que en el Nuevo Misal romano, todas las partes
variables de la Santa Misa del II Domingo de Pascua invitaban a la veneración de
Dios en su Misericordia, que abraza a los fieles con los sacramentos pero ante
todo con el sacramento de la penitencia. Al año siguiente el padre Sopoćko se dirige al Cardenal Wyszyński con la
solicitud de instituir en Polonia la Fiesta de la Divina Misericordia el II
Domingo de Pascua, dentro de las disposiciones litúrgicas en vigor. La
solicitud es justificada con razones teológicas y litúrgicas y afianzada con la
convicción personal de la inmediata exigencia de dirigirse en aquellos tiempos difíciles
a la Divina Misericordia dentro de las enseñanzas eclesiásticas y de hacer
conocer su obra. Sin embargo, los
obispos seguían considerando que la introducción de una fiesta separada restringiría
de lleno la idea de la Misericordia de la cual hablaba toda la liturgia todos
los domingos y días festivos. Ellos reconocían la dedicación y a perseverancia
con la cual el padre Sopoćko divulgaba
la idea de la Divina Misericordia pero se reservaban la decisión sobre la institución
de la fiesta.
Tal como podemos constatar el padre Michał Sopoćko se dedicó a la causa de la Divina
Misericordia hasta el fin de sus días.
En el extraño destino de la Providencia Misericordiosa, el mayor y más
ferviente apoyo de Sor Faustina, apóstol de la Divina Misericordia se nos
estaba yendo de este mundo sin haber logrado vivenciar el objetivo de su vida dentro
del objetivo de su vida: la aprobación oficial
del culto a la Divina Misericordia y una fiesta para Su veneración. Los
esfuerzos, la dedicación, el sufrimiento del padre Sopoćko fueron sin embargo
de algún modo una auténtica semilla cuyo fruto el no pudo recoger personalmente.
Al padre Sopoćko murió como una semilla
que se deja caer sobre la tierra trabajando por la causa de la Divina
Misericordia y de hecho solo dentro de un par de años después de su muerte, esta semilla dio el fruto deseado. En 1978 fue presentado el recurso para la
sentencia ante la Congregación y bien pronto se instituiría la Fiesta de la
Divina Misericordia el 2do Domingo de Pascua, en todas las diócesis. Después de algunos años de la muerte del Apóstol
de la Divina Misericordia la devoción a la Misericordia fue adoptada en todo el
mundo.
(traducido de Il
camino di santitá di Don Michele Sopocko de D. Henryk Ciereszko, Librería
Editrice Vaticana, 2008 - original publicado en Cracovia en 2002 por
Wydawnictzo WAM
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