“ La Navidad ya
está cerca... es preciso preparar el corazón para vivir intensamente este gran
misterio de la fe. En los últimos días del Adviento, la liturgia pone de
relieve en particular a la figura de María. En su corazón, con su "He
aquí" lleno de fe, como respuesta a la llamada divina, comenzó la
encarnación del Redentor. Por eso, si queremos comprender el significado
auténtico de la Navidad, debemos mirarla e invocarla a ella.
María, la Madre por excelencia, nos ayuda a
comprender las palabras clave del misterio del nacimiento de su Hijo divino:
humildad, silencio, asombro y alegría.
Nos exhorta, ante todo, a la humildad, para
que Dios encuentre espacio en nuestro corazón, no oscurecido por el orgullo y
la soberbia.
Nos indica el valor del silencio, que sabe
escuchar el canto de los ángeles y el llanto del Niño, sin ahogarlos con el
alboroto y la confusión.
Junto a ella nos presentaremos ante el belén
con íntimo asombro,
saboreando la alegría sencilla y pura que
este Niño trae a la humanidad.
En la
Noche santa, el astro naciente, "esplendor de la luz eterna, sol de
justicia" (cf. Antífona del Magníficat, 21 de diciembre), vendrá a
iluminar a quienes yacen en las tinieblas y en las sombras de la muerte.
Guiados por la liturgia de hoy, hagamos nuestros los sentimientos de la Virgen
y esperemos conmovidos el nacimiento de Cristo."
No hay comentarios:
Publicar un comentario