A
principios de agosto de 1958 el padre Karol Wojtyla inicio con Srodowisko
una excursión en kayak por el rio Lyne, en le noroeste de Polonia. El 5 de
agosto Wojtyla recibió una carta en que se le ordenaba presentarse de inmediato
ante el primado, Cardenal Wyszynski, en Varsovia.
Partieron
en dos kayaks; Wujek en uno de ellos y Zdzislaw Heydel y Gabriel Turowski, en
el otro. Los tres hombres abandonaron el rio en un lugar cercano a la carretera
de Olsztynek, que contaba con la estación de tren más cercana, y dejaron los
kayaks bajo un puente. El “almirante” Heydel trató de detener algún vehículo de
los que pasaban. Consiguió que parara un camión que transportaba leche, y le
dijo al conductor que le pagarían la gasolina si los llevaba a Olstynek. Wujek
subió a la parte trasera y se sentó entre los contenedores de leche. Cuando llegaron a la estación de Olstynek, se
dirigió al lavabo de caballeros para ponerse una sotana y, como Turowski lo
expresara más tarde, “salir del lavabo convertido de nuevo en sacerdote”.
Cuando
el padre Karol Wojtyla llego al despacho del primado, el cardenal Wyszynski le
informo que el 4 de julio el papa Pio XII le había nombrado obispo titular de
Ombi y auxiliar del arzobispado de Cracovia. Wojtyla acepto el nombramiento y
acudió de inmediato al convento de las ursulinas en la capital, donde llamo a
la puerta y pregunto si podía entrar a rezar. Las hermanas no le conocían, pero
su sotana era suficiente pasaporte. Le guiaron basta la capilla y lo dejaron a
solas. Pasado cierto tiempo, las monjas empezaron a preocuparse y abrieron en
silencio la puerta de la capilla para ver que ocurría. Wojtyla se hallaba
postrado ante el Santísimo Sacramento. Ya era tarde, y una de las monjas dijo:
“Quizás el padre desearía venir a cenar…”. El extraño respondió: “Mi tren no
sale hacia Cracovia hasta pasada la medianoche. Por favor dejad que me quede
aquí. Tengo un montón de cosas de que hablarle al Señor…”
Tras
resolver sus asuntos con el Señor, Wojtyla se dirigiría a hablar de la cuestión
con el arzobispo Baziak, quien presumiblemente esperaba que su nuevo auxiliar
se quedase en la ciudad. Wojtyla le dijo al arzobispo que tenía que regresar al
rio Lyne a celebrar la Misa del domingo para sus amigos Heydel y Turowski, que
se encontraron con el en la carretera a Olstynek, en el puente donde habían
parado al camión, y regresaron en kayak al campamento. Sus viejos amigos, perplejos ante la noticia,
se preguntaban como deberían llamarle. El les dijo que no se preocuparan,
“Wujek seguirá siendo Wujek”.
Karol Wojtyla se convirtió de este modo, a sus treinta y ocho años, en el obispo mas
joven de Polonia.
En
la festividad de San Waclaw (San Wenceslao), el 28 de septiembre de 1958, Karol
Jozef Wojtyla acudió en procesión a la catedral de Wavel para ser consagrado
obispo, con lo que recibía la plenitud del sacerdocio y se convertía en sucesor
de los apóstoles de Cristo, según la teología de la Iglesia. La catedral estaba
atestada de amigos de Wojtyla, colegas académicos y, por supuesto, los miembros
de Srodowisko, ninguno de los cuales dejo que el día húmedo y cubierto empañara
su espíritu.
El
obispo Wojtyla eligió como lema de su escudo de armas episcopal la frase latina
Totus Tuus (todo tuyo) una adaptación de la plegaria de devoción a la Virgen
Maria de San Luis Grignon de Montfort, con la que se había topado por primera
vez en sus lecturas nocturnas bajo la tenue luz de la planta química Solvay.
La
administración eclesiástica nunca ha sido el fuerte de Wojtyla; de hecho para él el episcopado consistía
preeminentemente en el oficio de predicar y enseñar, y se mostraría infatigable
en el servicio de tal apostolado en Cracovia.
Los
sermones y las enseñanzas doctrinales de Wojtyla en el periodo inmediatamente
anterior y posterior a su consagración como obispo desarrollaban temas de renovación
que pronto resultarían familiares para
todo el mundo católico.
No
todo era trabajo. El nuevo obispo seguiría practicando el remo en kayak durante
excursiones de dos semanas con sus amigos de Srodowisko a finales de julio y
primeros días de agosto de cada año. También esquiaba siempre que le era
posible.
El
arzobispo Baziak murió la noche del 14 al 15 de junio de 1962. El 16 de julio el
Capitulo Metropolitano, un grupo de sacerdotes de alto rango, eligio a Wojtyla “vicario
capitular”, o administrador temporal, de la archidiócesis de Cracovia hasta que
pudiera nombrarse e instalarse en el cargo a un sucesor del arzobispo Baziak (y
técnicamente del cardenal Sapieha).
(de
George Weigel: Testigo de esperanza, Plaza & Janes, Barcelona 1999)
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