Muy feliz cumpleaños Maestro querido!
“ Cuando el cardenal Wojtyla fue elegido sucesor de San Pedro el 16 de octubre de 1978, la Iglesia estaba en una situación desesperada. Las deliberaciones del Concilio se presentaban al público como una disputa sobre la fe misma, lo que parecía privarla de su certeza indudable e inviolable. Un pastor bávaro, por ejemplo, comentando la situación, decía: «Al final, hemos acogido una fe falsa». Esta sensación de que no había nada seguro, de que todo estaba en cuestión, fue alimentada por la forma en que se implementó la reforma litúrgica. Al final, todo parecía factible en la liturgia. Pablo VI había cerrado el Concilio con energía y determinación, pero luego, una vez terminado, se vio confrontado con más asuntos, siempre más urgentes, lo que finalmente puso en tela de juicio a la Iglesia misma. Los sociólogos compararon la situación de la Iglesia en ese momento con la de la Unión Soviética bajo Gorbachov, cuando toda la poderosa estructura del Estado finalmente se derrumbó en un intento de reformarla.
Una tarea que superaba las fuerzas humanas
esperaba al nuevo Papa. Sin embargo, desde el primer momento, Juan Pablo II
despertó un nuevo entusiasmo por Cristo y su Iglesia. Primero lo hizo con el
grito del sermón al comienzo de su pontificado: «¡No tengan miedo! ¡Abran, sí,
abran de par en par las puertas a Cristo!» Este tono finalmente determinó todo
su pontificado y lo convirtió en un renovado liberador de la Iglesia. Esto
estaba condicionado por el hecho de que el nuevo Papa provenía de un país donde
el Concilio había sido bien recibido: no el cuestionamiento de todo, sino más
bien la alegre renovación de todo.”
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