(El 2 de octubre pasado Wanda Poltawska cumplió 100 años)
Fui a la iglesia mariana… el sacerdote estaba
dando la sagrada Comunión. Me puse en la fila, pero no fue suficiente para mí,
me había perdido la santa Misa, por lo que me quede a la siguiente.
…engendrado, no creado…
En realidad nunca había reflexionado sobre esto, y quia no
es posible entenderlo por completo, aunque así tiene que ser, pues Dios es uno:
Dios es Dios, no es una criatura, pero esto es un misterio tan enorme que es
imposible comprenderlo de manera alguna. ¿Qué carácter tiene esta relación de
Dios con el Hijo, de Dios Padre con Dios Hijo, existió siempre? El estaba en
Él. No lo sé, creo que el entendimiento no basta para entenderlo.
La fe requiere humildad intelectual, el reconocimiento
de la grandeza de los misterios, pero aunque también tengo problemas con la
humildad en otras cuestiones, aquí no tengo ningún problema. ¡Para mi está
claro que Dios y sus misterios están por encima del entendimiento humano, que
son inconcebibles y que así tienen que ser! Y no siento ningún deseo de indagar,
no necesito buscar pruebas de la existencia de Dios.
Yo creo.
Con
la mirada fija en Cristo, veo todo lo demás de forma diferente a como lo veía antes
y se que es un don, recibido a través del pastor de almas. EN este contexto, también
medito sobre el papel del sacerdote, el representante de Cristo en la tierra,
¡y también esto es un don inmerecido!
Experimente un momento de recogimiento muy profundo,
que iba mas allá de los pensamientos y de las emociones, ¡me sentí como
inmovilizada en la admiración de la inmensidad del amor de Dios!
…
Los pensamientos, los sentimientos todo dentro
de mi tiene que estar a disposición del mismo Dios; tengo que ser un
instrumento en sus manos. Tenemos que hacer sitio para Dios en nuestro
interior, dentro de nosotros y de nuestras vidas; ¡solo entonces podremos hacer
algo! Surge en mi una nueva conciencia.
Wanda Poltawska: Diario de una amistad, San Pablo, Madrid 2011
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