Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

viernes, 4 de marzo de 2022

Juan Pablo II en Ucrania: El Señor te conceda la paz a ti, pueblo ucraniano

 


El Señor te conceda la paz a ti, pueblo ucraniano, que, una vez recuperada finalmente la libertad, con empeño tenaz y concorde has comenzado una obra de redescubrimiento de tus raíces más auténticas y estás recorriendo un laborioso camino de reformas, para dar a todos la posibilidad de vivir y expresar su fe, su cultura y sus convicciones en un marco de libertad y justicia.

Aunque sean aún dolorosas las cicatrices de las enormes heridas sufridas en los interminables años de opresión, dictadura y totalitarismo, durante los cuales se negaron y pisotearon los derechos  del  pueblo, mira  con  confianza al futuro. Este es el tiempo propicio. Este es el tiempo de la esperanza y la audacia.

Mi deseo es que Ucrania se inserte plenamente en una Europa que abarque todo el continente, desde el Atlántico hasta los Urales. Como dije a fines de 1989, año tan importante para la historia reciente del continente, no podrá existir "una Europa pacífica e irradiadora de civilización sin esta ósmosis y esta participación de valores diferentes pero complementarios" (Discurso a la Curia romana, 22 de diciembre de 1989, n. 3:  L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 7 de enero de 1990, p. 6), que son típicos de los pueblos del Este y del Oeste.

En este importante cambio de época, la Iglesia, consciente de su misión, seguirá exhortando a sus fieles a cooperar activamente con el Estado en la promoción del bien común. En efecto, existe una caridad social que se traduce en "servicio a la cultura, a la política, a la economía y a la familia, para que en todas partes se respeten los principios fundamentales de los que depende el destino del  ser humano y el futuro de la civilización" (Novo millennio ineunte, 51).

(…)

La unidad y la concordia constituyen el secreto de la paz y la condición de un progreso social verdadero y estable. Gracias a esta sinergia de intenciones y acciones, Ucrania, patria de fe y de diálogo, podrá ver reconocida su dignidad en el concierto de la naciones.

Me vuelve a la memoria la advertencia solemne de vuestro gran poeta Taras Shevchenko:  "Solamente en tu casa encontrarás la verdad, la fuerza y la libertad". Ucranios, en la tierra fecunda de vuestras tradiciones están las raíces de vuestro futuro. Juntos podéis construirlo; juntos podéis afrontar los desafíos del momento actual, animados por los ideales comunes que constituyen el patrimonio imborrable de vuestra historia pasada y reciente. La misión es común; por eso, también ha de ser común el compromiso asumido por todo el pueblo ucraniano.

Te renuevo, tierra de Ucrania, mi deseo de prosperidad y de paz. Dejas en mi corazón recuerdos inolvidables. Hasta la vista, pueblo amigo, que estrecho en un abrazo de aprecio y afecto…Hasta la vista, Ucrania. Hago mías las palabras de tu mayor poeta e imploro de "Dios fuerte y justo" toda bendición para los hijos de tu tierra, "cien veces ensangrentada, un tiempo tierra gloriosa… Dios te proteja siempre, "oh santa, santa patria mía".

VIAJE APOSTÓLICO A UCRANIA
(23-27 DE JUNIO DE 2001)

(Juan Pablo II Ceremoniade despedida en el Aeropuerto Internacional de Lvov 27 de junio de 2001)


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