El Magnificat -
oración exclusivamente Suya – y, a la vez, de toda la tradición de Israel
(/especialmente del Cantico de Ana, los Salmos), asi pues, es también no Suya
al mismo tiempo.
El Magnificat
no interrumpe el silencio de Maria, es parte de este. Este silencio es un
escuchar la «voz del Espíritu Santo ». Eso justamente era la oración de Maria.
El Hijo de Maria aprendió de su Madre la oración de su Pueblo. Este fue el
camino por el que le llego la Palabra de Dios, que era expresión de la Voluntad
de Dios para con Él-Mesías y de la voluntad de salvar al hombre. «Es necesario
que se cumpla todo lo que hay en la Escritura, en la Ley en los Profetas acerca
de mi» . Ese «es necesario» no es expresión de fatalismo, sino de
amor.«No sabíais que debo estar en las cosas de mi Padre?»
…
Maria es toda «oidos» :
escucha embelesada la Palabra de Dios. Su libertad se expresa en su «si»
virginal y maternal. Electa elegi.
Karol Wojtyla/Juan Pablo II Estoy en
tus manos Cuadernos personales, Ejercicios Espirituales 8 al 14
de marzo 1987
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