Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

sábado, 9 de abril de 2022

El «Sígueme» del 8 de abril de 2005

 


Recordamos hoy con especial intensidad aquel 8 de abril del 2005 hace 17 años atrás, cuando pegados a las pantallas de televisión participábamos a distancia de la Misa de Exequias de nuestro amado Juan Pablo II; Yo  personalmente ya con la mente clavada en mi viaje que comenzaría en 2 semanas, el  22 de abril,  firmemente convencida y decidida que debía estar allí aunque fuese días más tarde para rendirle homenaje a este Papa santo a quien tanto debo.   Nunca olvidaré ese primer momento de arrodillarme ante su tumba en la cripta de San Pedro!

 

Abril! un mes con un significado particular:  tantos recuerdos….transitando el ultimo día previo al Domingo de Ramos, recordando aquel Domingo de Ramos único e irrepetible de la JMJ en Buenos Aires  y aquellas palabras tan invitadoras, y a su vez exigentes del Papa Benedicto en la despedida de su Papa amigo

aquel “Sígueme” tantas veces utilizado por Jesús mismo y citada por los cuatro evangelistas,  ….aquella palabra que dejara perplejo a Mateo! Y que tan bien reflejara Caravaggio. 

 


«Sígueme» - comenzaba su homilía el cardenal Joseph Ratzinger – en una Misa de Exequias cuyo lema intrínseco reflejaba paso a paso la vida de Karol Wojtyla - ,

 «Sígueme» dice el Señor resucitado a Pedro, como su última palabra a este discípulo elegido para apacentar a sus ovejas.

  «Sígueme», esta palabra lapidaria de Cristo puede considerarse la llave para comprender el mensaje que viene de la vida de nuestro llorado y amado Papa Juan Pablo II, cuyos restos mortales depositamos hoy en la tierra como semilla de inmortalidad, con el corazón lleno de tristeza pero también de gozosa esperanza y de profunda gratitud.

  «Sígueme»….. «No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro permanezca».

 «Sígueme»…. «Quien pretenda guardar su vida la perderá; y quien la pierda la conservará viva».

«Sígueme»…. ¿me amas?, el arzobispo de Cracovia respondió desde lo profundo de su corazón: «Señor, tú lo sabes todo: Tú sabes que te amo»

 «Sígueme»…..«Adonde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, me seguirás más tarde». Jesús va de la Cena a la Cruz y a la Resurrección y entra en el misterio pascual; Pedro, sin embargo, todavía no le puede seguir. Ahora —tras la Resurrección— llegó este momento, este "más tarde".   Ha interpretado para nosotros el misterio pascual como misterio de la divina misericordia. Escribe en su último libro: El límite impuesto al mal «es en definitiva la divina misericordia». …..Divina Misericordia: El Santo Padre encontró el reflejo más puro de la misericordia de Dios en la Madre de Dios…..Escuchó las palabras del Señor crucificado como si estuvieran dirigidas a él personalmente: «¡Aquí tienes a tu madre!». E hizo como el discípulo predilecto: la acogió en lo íntimo de su ser (eis ta idia: Jn 19,27)- Totus tuus.

Podemos estar seguros de que nuestro amado Papa está ahora en la ventana de la casa del Padre, nos ve y nos bendice  - nos decia el Cardenal Ratzinger, futuro sucesor en la Sede de Pedro -  . Sí, bendíganos, Santo Padre. Confiamos tu querida alma a la Madre de Dios, tu Madre, que te ha guiado cada día y te guiará ahora a la gloria eterna de su Hijo, Jesucristo Señor nuestro. Amén.”

 (de la Homilia del Cardenal Joseph Ratzinger en la Misa de Exequias de Juan PabloII, 8 de abril 2005)

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