Nuevo Cordero
3. La institución de la Eucaristía se remonta así al rito pascual de la primera Alianza, que se nos describe en la página del Éxodo acaba de proclamarse: en ella se habla del cordero «sin defecto, macho, de un año» (Éxodo 12, 5) cuyo sacrificio liberaría al pueblo del exterminio: «La sangre será vuestra señal en las casas donde moráis. Cuando yo vea la sangre pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora» (12, 13). “
El himno de santo Tomás comenta: «Et antiquum documentum / novo cedat ritui – abra paso la antigua Ley / al Sacrificio nuevo».
Por ello, justamente, los textos bíblicos de la Liturgia de esta tarde orientan nuestra mirada hacia el nuevo Cordero, que con la sangre derramada libremente en la cruz ha establecido una nueva y definitiva Alianza. La Eucaristía es presencia sacramental de la carne inmolada y de la sangre derramada del nuevo Cordero. En ella se ofrecen a toda la humanidad la salvación y el amor. ¿Cómo es posible no quedar fascinados por este Misterio? Hagamos nuestras las palabras de santo Tomás de Aquino: «Praestet fides supplementum sensuum defectui – Que supla la fe a los defectos de los sentidos». ¡Sí, la fe nos lleva al estupor y a la adoración!
3. La institución de la Eucaristía se remonta así al rito pascual de la primera Alianza, que se nos describe en la página del Éxodo acaba de proclamarse: en ella se habla del cordero «sin defecto, macho, de un año» (Éxodo 12, 5) cuyo sacrificio liberaría al pueblo del exterminio: «La sangre será vuestra señal en las casas donde moráis. Cuando yo vea la sangre pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora» (12, 13). “
El himno de santo Tomás comenta: «Et antiquum documentum / novo cedat ritui – abra paso la antigua Ley / al Sacrificio nuevo».
Por ello, justamente, los textos bíblicos de la Liturgia de esta tarde orientan nuestra mirada hacia el nuevo Cordero, que con la sangre derramada libremente en la cruz ha establecido una nueva y definitiva Alianza. La Eucaristía es presencia sacramental de la carne inmolada y de la sangre derramada del nuevo Cordero. En ella se ofrecen a toda la humanidad la salvación y el amor. ¿Cómo es posible no quedar fascinados por este Misterio? Hagamos nuestras las palabras de santo Tomás de Aquino: «Praestet fides supplementum sensuum defectui – Que supla la fe a los defectos de los sentidos». ¡Sí, la fe nos lleva al estupor y a la adoración!
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