En la tarde del 16 de julio de 1985, día de la Virgen del Carmen, en medio de cánticos y aclamaciones en el Templo de Maipú, Santuario de Nuestra Señora del Carmen, patrona de Chile, los Obispos chilenos, firmaban, uno a uno, una carta de invitación al Santo Padre Juan Pablo II.
A los tres meses recibían una respuesta afirmativa confirmando que la visita pastoral tendría lugar durante los primeros meses de 1987.
Y asi en el marco de su viaje apostólico a Uruguay Chile y Argentina, a las cuatro de la tarde del 1ro de abril de 1987 “con inmensa alegría y profunda gratitud a Dios y a su dulce Madre, la Virgen del Carmen” Juan Pablo II besaba “lleno de emoción, el suelo de esta noble tierra” queriendo abrazar asì a “a todos los chilenos sin distinción, hombres y mujeres, familias, ancianos, jóvenes y niños”.
Chile comenzaba a vivir su amor. La plegaria del pueblo chileno habia sido oida y lo acogería durante seis días. Su gesto simbólico de besar tierra chilena se extendería geográficamente abrazando el sur y el norte en el itinerario de evangelización que lo llevaría desde Santiago a Valparaíso, Punta Arenas, Puerto Montt, Concepción, Temuco, La Serena y Antofagasta.
Eran tiempos difíciles para Chile y si bien en algún momento su visita quiso ser aprovechada políticamente y algunos obispos llegaron a temer que la visita del Santo Padre fortaleciera el régimen (Weigel Testigo de esperanza) el Santo Padre en su mensaje evangélico trató de evitar toda referencia política. De todas maneras solo dieciocho meses despues tendria lugar un plebiscito abriendo las puertas a una democracia estable.
El mismo día de su llegada Juan Pablo II celebró las vísperas con los sacerdotes, religiosos, diáconos y seminaristas en la Catedral de Santiago y con las palabras del Apóstol Pablo a los cristianos de Corinto “Considerad, hermanos, vuestra vocación” (1Co 1, 26) los llamaba a una “reflexión sobre el significado de la propia vocación - don maravilloso que hemos recibido, en el llamado divino” y les recordaba su Carta a los sacerdotes con ocasión del Jueves Santo 1986 donde propone el ejemplo del Santo Cura de Ars…para quien “La oración fue el alma de su vida. Una oración silenciosa, contemplativa; las más de las veces en su iglesia, al pie del tabernáculo…”
El mismo día de su llegada Juan Pablo II celebró las vísperas con los sacerdotes, religiosos, diáconos y seminaristas en la Catedral de Santiago y con las palabras del Apóstol Pablo a los cristianos de Corinto “Considerad, hermanos, vuestra vocación” (1Co 1, 26) los llamaba a una “reflexión sobre el significado de la propia vocación - don maravilloso que hemos recibido, en el llamado divino” y les recordaba su Carta a los sacerdotes con ocasión del Jueves Santo 1986 donde propone el ejemplo del Santo Cura de Ars…para quien “La oración fue el alma de su vida. Una oración silenciosa, contemplativa; las más de las veces en su iglesia, al pie del tabernáculo…”
Mas tarde desde el Cerro de San Cristóbal coronado por la estatua de la Virgen, saludaba a Santiago y a todo Chile con las palabras de Maria en el canto del Magnificat . “Mi alma proclama la grandeza del Señor” (Lc 1, 46).
El segundo día visitó temprano el Palacio de la Moneda y luego se trasladó a la población mas pobre de Santiago donde tuvo lugar Celebración de la Palabra con los habitantes de las "poblaciones" asegurando a sus moradores el compromiso de la Iglesia con los pobres, recordándoles las palabras proféticas de la Populorum Progressio y exhortándoles que las Comunidades eclesiales de base “para que correspondan a su verdadera identidad, deben ser un lugar de encuentro y fraternidad, y deben nacer del deseo de vivir intensamente la vida misma de la Iglesia en un contexto de relación más humana, más de familia. ” Más tarde el Santo Padre se reunió con la Conferencia Episcopal Chilena y en el aeropuerto de Valparaíso celebró su primera Misa (Misa para las familias)
1 comentario:
gracias Ljudmila!
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