Marco Gallo : “El caso argentino; la acción pacificadora de Juan Pablo II con motivo
de la guerra de las Malvinas y su rol para favorecer la vuelta a la democracia”
(10 de 11) Después del
viaje
“Es emblemático como los viajes a
Inglaterra y a Argentina fueron considerados por el mismo pontífice viajes
atípicos, justamente porque las mismas condiciones en que se desarrollaban,
habrían desaconsejado su visita, estando ambas naciones en plena hostilidad.
Pero justamente el Papa enfoca el esfuerzo de la iglesia como una misión
universal por la paz. Y vuelve a repetir las palabras pronunciadas a los
obispos argentinos sobre el patriotismo y la universalidad. En este discurso
dirigido a los colaboradores de la Curia Romana, el 28 de Junio, es decir
después del fin de la guerra, el Papa con referencia al conflicto del Atlántico
Sur aclara la misión pacificadora de la Iglesia:
“la paz constituye una plataforma común
para la acción del Cristianismo en el mundo: así es en América Latina, asimismo
es en Medio Oriente, donde la paz, tan comprometida cuanto necesaria, tiene un
carácter religioso, una dimensión espiritual... en efecto la justa paz, según
el lema que he dado para la Jornada Mundial de este año, es un don de Dios
confiado a los hombres; don frágil, pero posible; don precario, pero precioso.
Y yo no perderé ocasión para proclamarlo y defenderlo. En esta luz encuentran
explicación los numerosos llamamientos, que he lanzado por la recordada
situación en el Atlántico Austral... la misa “pro pace et iustitia servanda”
del pasado mayo; las celebraciones eucarísticas en Coventry y en el Santuario
mariano de Luján...”
Ecos
en diarios y revistas del viaje papal
La visita de Juan Pablo II recibió en
general de parte de los medios de comunicación locales repercusiones positivas;
pero no faltaron tampoco críticas y grupos extremistas que presentaron al Papa
como cómplice del colonialismo inglés y agente del imperialismo mundial.
En la revista “Política Obrera” del 12 de
junio en un artículo titulado “La derrota
con sotana” se acusa el pontífice de haber apoyado explícitamente al
Reino Unido en el conflicto, interpretando su viaje a Inglaterra como señal de
sostén a la acción bélica británica: “Por el contrario, los argentinos hemos visto y oído otras cosas del
papa. Ha ido seis días a Inglaterra, en un gesto que todo el mundo interpretó
como de apoyo a Londres. Y esa es la verdad (recordemos que el papa había
suspendido su visita a Argentina mientras no se firmara el acuerdo del Beagle y
subsistiera el peligro de guerra con Chile; ahora el papa no quiso suspender su
visita a Inglaterra, país que ha iniciado una brutal guerra de agresión contra
Argentina. ¿Si esto no es apoyo, cómo se puede, entonces, calificarlo?).
Hemos visto cómo el papa, al visitar a la jefa de los piratas, la reina de
Inglaterra, se despidió diciendo bien alto y para que todo el mundo tomara
debida nota: "¡Dios bendiga al príncipe Andrés!" (Clarín, 29/5/82). ¿Cómo?
¿Que "Dios bendiga" al pirata que con su helicóptero asesina a
nuestros soldados para robarnos parte de nuestro territorio? ¡Nuestros
aviadores lo están buscando para reventarlo, y el papa le manda una bendición a
ese negrero que quiere reimplantar la esclavitud colonial en una parte de
Argentina!”
El diario
Clarín, en cambio, después de la visita del pontífice, titula su nota: “El papa
pidió una solución digna del conflicto”. Relata los momentos significativos de
la visita remarcando la presencia de más de dos millones de argentinos, hablando de “muestras de adhesión y
simpatía”. En el mismo día el Osservatore Romano en un artículo de fondo “rezar
por la paz”, volvía a explicar el sentido espiritual del viaje papal: “El Papa es un pastor universal que
alienta gran amor por los pueblos de cada una de las naciones y por ende todos
los atributos para proclamar e implorar por la paz.”
“Contra
toda deformación dictada por cálculos maquiavélicos o hegemónicos -escribía el
diario de la Santa Sede- la Iglesia tiene el deber de repetir que la paz es
posible y que es un deber alcanzarla lo más pronto posible donde sea violada.
Es cuanto Juan Pablo II repitió antes del viaje a Gran Bretaña, durante el
viaje y después. Es cuánto está repitiendo ahora en el continente
latinoamericano: primero en Río de Janeiro y luego en Buenos Aires. Y como
pidió oraciones para acabar con la guerra -todas las guerras y los focos que
las encienden- la comunidad cristiana está unida a su pastor y lo apoyará en su
esfuerzo enorme”.
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