(estas dos fotografías fueron tomadas del sitio franciscano. La carta fue publicada, según señala primera fotografia, en los anales de la Curia Metropolitana de Cracovia en 1964, Vol 1-2, 66-74)
En la segunda fotografía se ve el grupo de los obispos viajeros; señalado con una flecha vemos a Karol Wojtyla)
Las demás fotografías son de Wikipedia.
“Durante nuestra
breve estada en Cairo, Egipto, no pudimos
visitar el lugar donde la Sagrada Familia permaneció hasta la muerte de
Herodes, antes de regresar a Nazaret. Fue desde aquí que Jesús a los doce años,
junto con Maria y Jose, fue al templo en Jerusalén donde se demoro mientras sus
padres ya regresaban a su pueblo. Es
hasta el día de hoy que según la tradición se señala el lugar donde Maria y
Jose se dieron cuenta que Jesús había quedado en el templo de Jerusalén para las
fiestas.
El templo en si
dejo de existir el año 70 después de Cristo. Vemos esta gran plaza donde existió
el magnífico templo desde los tiempos de Salomón rodeado de patios. Desde las murallas que rodean la plaza sobre
el flanco este con vista al Valle de Cedrón se aprecia una vista panorámica del
Monte de los Olivos. Una parte de esta
muralla aun existe, se encuentra dentro de la ciudad y es conocida como el Muro
de los Lamentos para los judíos que fueron privados de su templo. La Jerusalén
de hoy está dividida entre judíos y árabes y los judíos no tienen acceso al
muro de los Lamentos (*)
Todo el templo
pertenece a los musulmanes. La famosa Mezquita de Omar no esta construida
exactamente en el lugar del templo pero lo cubre parcialmente. Esta Mezquita, que es una pieza de arte árabe
es hoy solamente un museo. Hay otra mezquita en la plaza que es utilizada como
centro de oración. Está ubicada dentro de un edificio construido en el siglo VI
como lugar de oración por los cristianos (la iglesia estaba dedicada a la Presentación
de la Santísima Virgen Maria) y fue también utilizada como sede de los reyes de
Jerusalén durante el reino de las cruzadas.
El área del
Templo del Antiguo Testamento es un lugar sagrado para nosotros los cristianos,
ante todo porque fue el templo del Dios verdadero, que nuestro Señor mismo
llamó “la casa del Padre”. Y además porque nuestro Redentor visito este templo
muchas veces durante su vida: la presentación en el templo, su permanencia a
los doce años, y hasta en su muerte se rasgo la cortina del Santo de los
Santos. El templo de Jerusalén está siempre presente en la vida de Jesús. Pero con la muerte y la resurrección del
Señor Jesús, hay otro sitio de importancia:
la fortaleza Antonia que estaba
situado al noroeste de la explanada del templo. Hablaremos de ello mas
adelante.
Visitemos ahora
los sitios que conmemoran los hechos del ministerio público y las enseñanzas
del Señor Jesús. Por ello debemos ir hasta el Rio Jordán próximo a Jericó. Al
oeste de esta ciudad se eleva una cadena de montañas entre las cuales está el
Monte de la Tentacion. Es desde esta
montaña que el tentador “le mostro todos los reinos de esta tierra”. Otra tentación tuvo lugar en el pináculo del
Templo, en el sudeste del muro perimetral que rodeaba el templo de Jerusalén y
donde el tentador le sugirió a Jesús “échate de aquí abajo, pues está escrito….” Los alrededores del Muro de la
Tentaciòn son desérticas y rocosas. Esta
fue la última gota del ayuno del Señor Jesus.
El bautismo en
el rio Jordán, según la tradición, tuvo lugar en un lugar al sudeste de Jericó. No lejos de allí el rio fluye hacia el Mar
Muerto. En realidad, el Mar Muerte se ubica en una gran depresión – alrededor de
400 mts bajo el nivel del mar. El 9 de
diciembre no pudimos llegar hasta el lugar donde según la tradición tuvo lugar
el bautismo de Jesús debido a una lluvia torrencial durante el dia y toda la
noche que había inundado la ultima parte del camino. Tampoco pudimos llegar
hasta Qumram. El guía que estaba con
nosotros nos dijo que en Qumram no había mucho para ver porque lo más
importante no era el lugar sino los manuscritos que fueron descubiertos allí.
Cana de Galilea,
el lugar del primer milagro, pertenece a los primeros momentos del ministerio público
del Señor Jesús. Nos detuvimos en Cana y
visitamos el santuario. Estábamos en nuestro viaje hacia Galilea saliendo de
Nazaret. En Nazaret nos mostraron también el sitio de la sinagoga donde el
Señor Jesús, refiriéndose al texto de Isaías, se presento al pueblo como el Mesías
prometido. Ellos no lo aceptaron y debieron dejar Nazaret e irse hacia el Lago
de Genesaret hacia donde también fuimos
nosotros.
Aun hoy el lago
de Genesaret deja perplejo, es la misma perplejidad que se siente leyendo los Evangelios. Es un lago lleno de peces – y es por ello que
se ven cantidades de botes y pescadores tendiendo sus redes como en los tiempos
de Jesús. Abundan allí las huellas del Señor y la vista nos recuerda los Evangelios. Mayormente los
lugares están concentrados en la parte norte y parcialmente en las orillas
occidentales del lago. Ante los restos de Cafarnaum “el pueblo del Redentor”
(los restos de la sinagoga tienen gran importancia) recordamos los esfuerzos
del Señor Jesús en convertir esta ciudad y sus lamentaciones : “¡Ay de
ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran
hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido…”
(Lucas 10-13)
Cerca de allí
esta Tabgha, con el santuario donde San Pedro recibe la primacía a orillas del
lago donde Nuestro Señor le dijo a Pedro: «Apacienta mis corderos». Nos detuvimos a orillas del lago y recogimos
algunas piedras del agua para llevar de recuerdo. Cerca de allí vimos unos
antiguos mosaicos que testimonian la multiplicación de los panes. Seguramente habría mucho pasto allí donde la
gente pudo congregarse y sentarse. El
Evangelio de Juan nos habla como después del milagro de la multiplicación de los
panes la multitud saciada se dirige hacia Cafarnaúm para proclamarlo rey. En Cafarnaúm los apóstoles escucharon el
discurso que les anticipaba la institución de la Eucaristía.
Mirando estos sitios desde la ladera de la montaña hay
otro santuario conmemorando el sermón descripto en el Evangelio de San Mateo (capítulos
5-7) en especial las ocho bienaventuranzas. Estas son la base de todas virtudes
del Nuevo Testamento orientado hacia el Reino de Dios. Yendo hacia Tiberiades, a lo largo de la
orilla del lago, pasamos por las ruinas de la ciudad de Magdala que nos
recuerda a Maria Magdalena. A cierta
distancia a nuestra derecha se abre el valle hacia las montañas donde en 1191 fueron
vencidos los cruzados bajo las ordenes de Ricardo Corazon de Leon. Tiberiades
es una ciudad judía donde hay una pequeña iglesia dedicada a San Pedro que fue
restaurada después de la II Guerra Mundial por soldados polacos. Ellos también levantaron
allí una estatua a San Pedro similar a la que se ve en la Basílica Vaticana y
un monumento a los polacos queriendo evidenciar su unión con su lejana patria
polaca.
El 13 de diciembre nos quedamos durante horas en el Lago Genesaret. Nos detuvimos donde el lago desemboca al Rio
Jordan. Las orillas están cubiertas por
espesa vegetación y arboles. La región de
Galilea, tierra natal de Nuestro Señor, difiere
totalmente de la rocosa y desértica Judea.
Nos llamo la atención la belleza del lugar con suaves colinas y cadenas
de montañas en todas las direcciones. La
tierra es fértil: la estamos observando en invierno, pero es más bonita en
primavera cuando reverdece y se cubre de
flores. Observamos Galilea, la tierra natal de Nuestro Señor, mayormente desde
el Monte Tabor adonde llegamos al atardecer y desde allí también pudimos disfrutar
el amanecer y apreciar esta tierra
santificada una vez para siempre por la presencia del Hijo de Dios. Nos hospedamos en el Convento franciscano la
noche del 12 de diciembre y al amanecer celebramos la Eucaristía en el
Santuario del Monte Tabor. La montaña, lugar de la Transfiguración de Cristo, posee
una vista particular de la campiña y ofrece una vista hacia el norte donde se
aprecian los picos nevados de Hermon (“Tabor et Hermon de nomine Tuo
exultant”).
Entre las huellas y memorias del periodo de vida pública de
Nuestro Señor visitamos también el pozo
de Jacob en Samaria que aun existe y sigue proveyendo de agua a los peregrinos.
Es a esta agua que el Señor se refiere durante su encuentro con la mujer
samaritana indicándole el “agua viva” (Juan 4,10) El pozo data de los tiempos
de los patriarcas y hoy es un santuario al cuidado de los ortodoxos griegos. La
región es montañosa y frente a este pozo se elevan el Monte Ebal y el Monte Garizin, la montaña
de la bendición y la maldición del Viejo Testamento. Hoy los samaritanos son
solo un pequeño grupo que observan cuidadosamente las tradiciones religiosas
del Viejo Testamento, distinguiéndose de los israelitas.”
(*) los judíos no tuvieron acceso entre los años 1948 y
1967)
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