Pablo VI fue siempre amigo fiel de Polonia. Preocupado
por la situación y consciente del esfuerzo de la Iglesia polaca en su empeño
por apoyar y sostener el espíritu de su pueblo durante los años de comunismo, comprendía las dificultades que debía
enfrentar la Iglesia detrás de la “cortina”. Como Obispo de Roma y Pastor universal quizás
fue uno de los Papas que menos “gozó” de su pontificado. Debió llevar adelante
el Concilio Vaticano II y enfrentar las postrimerías no del todo gratas. George Weigel llegó a decir que
el pontificado fue un calvario para él. Pero para la iglesia polaca siempre
tuvo un lugar preferencial en su corazón.
Cada vez que Karol Wojtyla iba a Roma, Pablo VI lo recibía
en audiencia. El Papa lo apreciaba mucho. Lo apreciaba por su profunda
espiritualidad, el coraje apostólico, la formación cultural, su serenidad de
espíritu y también por la fidelidad y la
lealtad que siempre le demostrara. El
mismo Pablo VI confirmó esta amistad al confiarle la prédica de los ejercicios
espirituales en el Vaticano para la Cuaresma de 1976. (Dziwisz)
Después del fallecimiento de Papa Pablo VI el 6 de
agosto de 1978, todo se sucedió muy rápidamente, increíblemente marcado por
fechas y coincidencias. Albino Luciani quien
eligió llamarse Juan Pablo I fue elegido Sumo Pontífice el 26 de agosto cuando
toda Polonia celebraba la fiesta litúrgica de su Santa Patrona y Reina: Nuestra
Señora de Jasna Gora (Czestochowa).
Su pontificado duró tan solo 33 días! (26 de agosto
al 28 de septiembre 1978)
Fue Mucha, el chofer del cardenal Wojtyla, quien le comunico
la noticia de su muerte al cardenal cuando estaba almorzando. Mucha comentó: “Escuché
un fuerte ruido. Al recibir la noticia algo se le cayó de las manos al
Cardenal.
El cardenal Dziwisz comenta en su libro Una vida con Karol que el cardenal
Wojtyla nunca comentó los particulares del conclave y tampoco en privado hablo
de la sucesión del Papa Luciani…. Al
enterarse de la noticia se recluyó en su habitación y en la capilla. En la
homilía de la Santa Misa en sufragio celebrada en la Basílica Mariacka en el
centro de Cracovia dijo: “No sabemos qué significa esta muerte para la Sede de
Pedro. No sabemos qué quiere decirle Cristo a la Iglesia y al mundo con esta
muerte”….. En la biografía de Weigel podemos leer que esta muerte afecto
notablemente al cardenal Wojtyla. Su amigo Stanislaw Malysiak recordaba que
veía en él un hombre en lucha consigo mismo. El cardenal acababa de cumplir el
20º aniversario de su ordenación episcopal y había escrito su poema
“Estanislao” horas después de haber muerto Juan Pablo I. Dijo que lo hacía para
“pagar mi deuda con Cracovia”. Presentimientos de una responsabilidad en puertas?
Cuando lo acompañó al aeropuerto el chofer le dijo….
Buen viaje Eminencia, y hasta pronto! El Cardenal, después de un profundo y triste
suspiro respondió “nunca se sabe”. Estas palabras impresionan fuerte en boca de
Karol Wojtyla. Casi proféticas. Extrañas también las de su secretario Stanislaw
Dziwisz “Recen por el cardenal Wojtyla, recen para que regrese a Cracovia”
El 7 de octubre ya en Roma el cardenal Wojtyla se
“refugió” en el Santuario de Mentorella y
al dia siguiente en la iglesia polaca de San Estanislao concelebró la Santa
Misa con el cardenal Wyszynski. Esta fue su última homilía “oficial” (Boniecki)
antes de ser elegido Papa. Por lo
emotiva se siente como una homilía “premonitoria”, como si él mismo estuviera
preguntándose si estaba en condiciones de asumir tremenda responsabilidad “para
que el fruto del pontificado de Juan Pablo I continúe”. El pontificado de aquel
Papa elegido significativamente el dia de Nuestra Señora de Jasna Gora había
sido para él como un preludio….. y las palabras del cardenal Wyszinski “si te
eligen debes aceptar….llevarás a la Iglesia al tercer milenio…la advertencia
que Nuestra Señora de Jasna Gora le había concedido un tiempo prudencial para consumar
su Magnificat personal y eclesial.
Esta fue su homilía basada en el texto de Juan, 21 de
aquel 8 de octubre durante la Santa Misa (traducido de The making of the Pope
of the Millennium – Kalendarium of the Life of Karol Wojtyla - Adam Boniecki, MIC, publicado por Marians of the Immaculate
Conception, USA)
“La sede apostólica está nuevamente de duelo. Vive
rezando por el alma del querido Juan Pablo I los 9 días de duelo. Toda la
Iglesia está de duelo, la Iglesia de Polonia de duelo. Rezamos en nuestras
catedrales, nuestros santuarios, en nuestros templos, en toda nuestra tierra. Y
hoy rezamos reunidos aquí en Roma en la Iglesia de San Estanislao, en este predio
que su fundador el cardenal Stanislaw Hozjusz quiso que fuese de unión entre la
Santa Sede y nuestra comunidad polaca para compartir gozos y pesares.
Cristo dijo de si mismo que El es la piedra angular.
La piedra angular del edificio. La Iglesia es una viña y al mismo tiempo un
edificio. No hace mucho tiempo que el Papa Juan Pablo I fue llamado a esta
viña, para identificarse con las palabras una vez dichas a Pedro: “Tu eres la Roca”. Porque la Iglesia es a la vez una viña y un
edificio. Necesita fundamentos. Y así
Juan Pablo I fue llamado para ser el fundamento de ese edificio en la Iglesia –
el Reino de Dios en la tierra. Esto ocurrió el
26 de agosto de este año. Hace seis semanas. Ocurrió en la Fiesta de
Nuestra Señora de Jasna Gora en nuestra tierra polaca.
Cuando pensamos en la sorprendente manera en que
Juan Pablo I fue llamado, debemos volver al primer llamado, el llamado dirigido
a Simón, a quien Nuestro Señor le dio el nombre de Pedro; a aquel llamado
definitivo después de la Resurrección
cuando Cristo le preguntó tres veces. “«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?».
y Pedro le contesto: “Si, Señor tu sabes
que te amo” Y Cristo le pregunto nuevamente “«¿me amas más que estos?».
En el texto del Evangelio de Juan podemos sentir el
estremecimiento del corazón del apóstol, cuando respondió, “Señor, Tu lo sabes
todo. Tu sabes que te amo”! Una pregunta
difícil y muy exigente. Probablemente
entre todos los apóstoles fue Pedro el que mejor comprendió que esta pregunta
excedía los límites de lo humano. Por eso tembló al responder. Cuando respondió
“Señor, Tu sabes que te amo” se
entregaba al amor de Aquel que le planteaba la pregunta.
Cundo miro hacia atrás, en la perspectiva de estas
últimas seis semanas, al hecho que ocurrió el 26 de agosto en la Capilla
Sixtina, creo que en aquel momento tuvo lugar una conversación similar a
aquella de Cristo con Simón Pedro. La sucesión de Pedro, el llamado a la
responsabilidad del Pontificado, también conlleva un llamado al mayor amor, a
un amor muy especial. Y siempre cuando Cristo le dice a un hombre “ven, sígueme”, El le pregunta cómo
le pregunto a Simón Pedro: “Me amas mas que ellos”? Y luego el corazón del
hombre debe estremecerse. El corazón de Simón tembló y el corazón de Albino
Luciani tembló antes de asumir el nombre de Juan Pablo I. El corazón humano
debe estremecerse, porque en esta pregunta hay una exigencia: Tú debes amar!. Tú
debes amar más que los demás, si te es confiado todo el rebaño, si estás listo
para “«Apacienta mis ovejas» y cumplir con el llamado y la misión de Pedro.
El texto de Juan continúa. Cristo dice algunas
palabras enigmáticas. Se las dice a Pedro: “cuando eras joven tú mismo te
vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo… otro te atará y te
llevará a donde no quieras».
Palabras misteriosas,
enigmáticas…. El Evangelista agrega que con estas palabras Cristo preanunció de
que manera Pedro glorificaría a Dios con su muerte.
Entonces, en este llamado, dirigido a Pedro por
Cristo después de Su Resurrección, Cristo ordena “Ven sígueme” posee un doble significado.
Es un llamado al servicio y un llamado a
morir.
En el caso de Juan Pablo I, ambos llamados del
Evangelio de Juan se habían cumplido. Ya sabemos con qué muerte glorificaría su
vida. Ahora esta muerte queda detrás.
Cristo le dijo a Pedro: “Cuando seas anciano…” para nuestro entendimiento, en términos
humanos – Juan Pablo I no llego a anciano. Un mes de pontificado. Pero este mes
bastaría. Bastaría no acorde a cálculos
humanos, no según cálculos de duración, no a una escala de tiempo humano ni de historia humana. Bastaría según aquellas significativas
palabras de Cristo “Me amas?”
Este mes de pontificado era suficiente como tiempo
de amor.
Y mirando al hombre que el 26 de agosto tomo el
nombre de Juan Pablo I, y posando nuestra mirada sobre todos sus días – los 33 días
de pontificado – creemos que bastó. Porque el amor tiene estimaciones
diferentes, obedece a leyes diferentes. En cierto sentido, con respecto al
amor, las leyes del tiempo son suspendidas, como lo son las leyes de este
mundo, las leyes de las cosas materiales. El amor puede consumarse en poco
tiempo. Una vez en acción – una acción basta.
Puede llegar a un final, como dicen las Escrituras “en un corto lapso vivió
mucho tiempo..” Es verdad que el amor
que Juan Pablo expresó aquel 26 de agosto y luego los 33 días de su pontificado
no quedó plasmado en documentos que guíen el pensamiento de la Iglesia y de
toda la humanidad. No encontró expresión en su trabajo pastoral, en viajes apostólicos. No le fue dado celebrar ni siquiera una Misa
ante la tumba de San Pedro. Todo esto no ocurrió. Pero, en cierto sentido, el
amor no necesita nada de esto. Puede expresarse sin ello. Y Nuestro Señor, conversando con Pedro al
comienzo de su primer pontificado no pidió nada más que amor: “Me amas”? Ese es
el único tema que debemos tener presente en todo pontificado y en toda vida
humana.
También es verdad que la historia de la Iglesia no
tendrá muchos hechos que registrar bajo el nombre de Juan Pablo I. Desde una perspectiva
humana – y la historia es perspectiva humana – este será un pontificado
sencillo, privado de grandes documentos y grandes hechos. Desde un punto de vista humano (y la historia
está sujeta a las leyes de los puntos de vista humanos) este pontificado
quedará bajo la sombra de Juan y Pablo. Pero hoy comprendemos un poco mejor
porque eligió estos nombres. Quizás porque ya entonces sabia que quedaría en la
sombra de estos dos nombres, de estos dos grande pontificados: de Juan y de
Pablo. Esto es historia. También es la historia de la Iglesia.
Pero el Libro de la Vida se escribe según otras
leyes. No sabernos que palabras se utilizaran para registrar el pontificado de
33 días de Juan Pablo I en el Libro de la Vida. Solo podemos asumir, basados en
lo que hemos escuchado, lo que hemos sentido – que la respuesta dada a la pregunta
de Cristo “Me amas?” fue particularmente ardiente. Hasta podemos suponer que
fue tan ardiente, que el corazón humano no pudo resistir. Porque el amor de
Dios es mayor que el del corazón humano. Y a veces es expresado en la muerte de
una persona.
Estamos en el mes de octubre. Toda la Iglesia está unida
en el rosario. El rosario es rezado por muchos pueblos diferentes. Nuestros
compatriotas lo rezan. También nosotros lo rezamos. Queremos dejar relacionada
la persona de Juan pablo I en este rosario, una persona tan querida por
nosotros, que nos dejara hace pocos días. La iglesia esta apenada. Mientras lo
velamos, vamos pasando las cuentas del rosario con nuestros dedos y los
misterios del santo Rosario en nuestros pensamientos. Toda la Iglesia, especialmente la Iglesia de
Polonia, saluda a este Papa elegido el día de Nuestra Señora de Jasna Gora,
rezando el rosario.
Cristo nos habla en la liturgia de hoy. Estas son palabras tomadas
de su mensaje en la Sala superior.
En sus palabras dirigidas a los apóstoles. Cristo dijo: “No son ustedes
los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné
para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero.” En esta oración
eucarística, en este Sacrificio Eucarístico, queremos agradecer a Cristo que, con
su vida, con su corto pontificado, su siervo Juan Pablo I, expresó tan
claramente la verdad de estas palabras al mundo: “No has sido tú quien me has
elegido, sino que fui yo quien te elegí”. Y siguiendo estas palabras de Cristo,
deseamos se cumplan hasta el final. Que vayas y des fruto, y que el fruto sea
duradero.
En este Santo sacrificio recemos para que el fruto
de estos 33 años de pontificado de Juan Pablo I continúe.”
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